Diseñado por Javier Arana e inaugurado en 1959, el recorrido Sur de Guadalmina es el campo de golf pionero de Marbella y el segundo más antiguo de la Costa del Sol. Habían pasado muchísimos años desde la última vez que lo visité. Recientemente decidí que era hora de hacerlo y me dirigí por la nacional 340 hacia mi destino. Justo pasado San Pedro Alcántara, en el municipio de Marbella, tuve la suerte de ver el pequeño cartel que indicaba el desvío para el club de golf. Y así llegué al aparcamiento del club, que estaba a tope. La gran cantidad de golfistas que me encontré antes de empezar a jugar me hizo poner muy en duda las recientes historias que hablan de crisis en el sector turístico del golf en la zona. Españoles, escandinavos, irlandeses, británicos... el sonido de los diferentes idiomas bien podría emular una cumbre de las Naciones Unidas.

El caddiemaster está situado en una pequeña y algo anticuada oficina, aunque sin embargo, a pesar de la cantidad de golfistas que había, fui atendido de manera rápida y eficiente y me facilitaron las llaves de un buggy y una tarjeta del campo. Desde allí hay un buen trayecto hasta el primer tee del campo Sur aunque está bien señalizado, por lo que incluso yo pude encontrarlo sin ninguna dificultad.

Entre los hoyos más destacables, en mi opinión, de Guadalmina Sur están el 6, el 7, el 11 y el 13.

El 6 es el primer par 5, mide 508 metros desde amarillas y es el hoyo más largo del campo. Hay un pequeño chiringuito, con comida y bebida para el camino, cuidadosamente situado al lado del tee. Aunque existe una amplia calle por delante, un drive con slice volará sobre la valla que se extiende por el lado derecho. La calle parece seguir y seguir y, aunque hay un gran y peligroso búnker a la izquierda, es preferible acabar en él que en lado opuesto, donde hay un riesgo constante. El green es largo pero estrecho y no permite margen de error por la derecha, ya que la bola acabaría cayendo en un obstáculo. Un macizo de árboles en la parte trasera podría hacer muy difícil el approach, mientras que habrá que ser muy preciso para salir de cualquiera de los dos bunkers que hay a la izquierda. Aunque la primera parte de este hoyo es muy recta, el approach a green decidirá si el número que escribamos en la tarjeta será una buena o una horrible puntuación. Es un magnífico hoyo que pondrá a prueba tanto los nervios como la precisión incluso de los golfistas de handicap bajo.

El 7 es otro par 5, aunque algo más corto que el anterior: mide 433 metros. El drive es a través de una avenida de árboles hacia una calle un poco más estrecha que sus predecesoras. Los grandes pegadores debe tener cuidado para evitar un gran bunker a la derecha a unos 230 metros. A unos 80 metros del green hay un búnker en forma de plátano en la mitad derecha de la calle, mientras que otro mar de arena se esconde detrás. El ondulado green, que tiene una parte plana en la parte delantera y luego cae antes de remontar de nuevo en la parte de atrás, tiene más arena, tanto a derecha como a izquierda.

El 11 es un fantástico par 3 y un auténtico recordatorio de la belleza de la zona. El tee se encuentra al lado de la playa y a sólo unos metros del mar. La sensación de paz y tranquilidad es total, pero hay que prestar mucha atención para superar este hoyo con una puntuación razonable. Desde el tee, la vista se dirige hacia la enorme cantidad de arena que hay entre el jugador y el green. Parece como si la playa se extendiera sobre el campo de golf. El green cae de izquierda a derecha, en la parte trasera derecha presenta todavía más arena, mientras que una bola que se pase de green probablemente terminará fuera de límites. A menos que el golpe desde el tee termine sobre la superficie de pateo, la posibilidad de hacer el par es remota.

El 13 es un par 4 corto en el que desde el tee lo primero que llama la atención es un lago, con patos, en la mitad izquierda de la calle a unos 160 metros de distancia. La seguridad nos aconseja utilizar un hierro desde el tee para quedarnos cortos ante el agua, ya que con más distancia hay que tener mucha precisión porque el obstáculo se come parte de la calle, lo que hace muy limitada la zona de aterrizaje en el lado derecho. La cascada rocosa que alimenta el lago se convierte en una bella estampa.

Los vestuarios, con sauna, son muy elegantes, están impecables y muy bien surtidos de toallas y jabón para disfrutar de una ducha de agua caliente. Estas instalaciones son de las mejores que he visto en los clubes de golf de la Costa del Sol. Después de haber completado mi aseo, me preguntaba por qué Guadalmina Sur había estado ausente de mi itinerario durante tanto tiempo. Es un campo encantador y, aunque me pareció poco especial en los primeros hoyos, a partir del tee del sexto en adelante el recorrido se anima y uno acaba sintiéndose en el mismo cielo. El campo fue objeto de una renovación total en 2002, y a su muy buen mantenimiento y cuidada y ordenada apariencia ayudan sin duda los numerosos papeleras que, con forma de bolsas de golf, están situadas profusamente por todo el campo. El luminoso restaurante era una colmena de actividad lleno de jugadores que seleccionaban sus platos de un tentador menú del día a un precio de sólo 12,50 euros.

La impresión general que me llevé de mi visita fue la de un club de golf con un personal eficiente que está muy bien gestionado por el director de golf, Ignacio del Cuvillo, y que, con alrededor de 3.000 socios, Guadalmina es evidentemente uno de los más clubes de mayor éxito de la Costa del Sol. Con esa cantidad de socios, Ignacio debe de estar rezando a menudo para que todos no se presenten a jugar el mismo día.