En esta ocasión me dirijo al corazón de la Bahía de Cádiz. Ahí y muy próximo a pueblos como Puerto Real, San Fernando y la ciudad de Cádiz, que evocan la esencia de lo más puro del alma andaluza, se encuentra Villa Nueva Golf, un campo inaugurado en 2006 que ya se ha convertido en referente de la zona.

Desde la Costa del Sol, donde resido, está a apenas hora y media, tomando la siempre atractiva Ruta del Toro y girando hacia la costa a la altura de Medina Sidonia. Por ahí se llega también a los campos de Sancti Petri, lo que implica un atractivo añadido para una escapada o vacaciones de golf.

Cuando llegué a Villa Nueva una nublada mañana de mediados de febrero, con amenaza de lluvia que luego se hizo realidad, me sorprendió la gran cantidad de gente que ocupaba su zona de prácticas, pese a las condiciones del día y a que además era en el ecuador de una semana no precisamente de temporada alta. El campo también presentaba una ocupación por encima de la media que desgraciadamente está siendo habitual en estos tiempos de crisis que corren.

Nada más llegar me recibe el director del campo, Oliver Günther, un alemán afincado y enamorado de Andalucía desde hace décadas. Y, aunque no suele ser habitual en mí, más tarde jugaría una ronda con él. “En esta zona”, me dice, “saboreamos más el tipismo y la auténtica cultura andaluza: el vino, el flamenco, los toros, la gastronomía... Es un mundo distinto del de la Costa del Sol. Además, a muy pocos minutos tenemos una de las mejores playas del mundo, la de La Barrosa, con más de nueve kilómetros de largo y una anchura media de más de doscientos metros, con la mejor arena del sur de Europa”.

El campo es ancho, amplio, da la sensación a primera vista de no ser demasiado complicado, con un ligero movimiento de terreno y, eso sí, abundante agua. Pero esta primera impresión puede ser un espejismo si sopla el viento de Levante o Poniente: da igual. Villa Nueva Golf puede convertirse en ocasiones en un auténtico link, aunque no esté pegado al mar. Abundan aquí los jugadores suecos y alemanes, que a veces llegan con su propio pro, además de los locales.

Los greenes de este campo son muy amplios y rápidos. Algunos opinan que son de los mejores de Andalucía, con mucho movimiento y peligro de hacer tres putts si no se leen bien las caídas y se sobrevaloran nuestras habilidades. Están sembrados de pencross y, las calles, de bermuda 419, aunque existe un proyecto a medio plazo de incorporar paspalum, la famosa hierba americana, que permite un menor riego, soporta mejor  la salinidad del agua y se mantiene más verde durante todo el año. La vegetación, aún en proceso de crecimiento en algunas zonas, se compone fundamentalmente de olivos, pinos, palmeras y casuelinas.

En este campo, cada vez que se se acaba un partido, ineludiblemente se siente la necesidad de volver a jugarlo porque nuestras expectativas raramente se cumplen aquí, y siempre se tiene la sensación de poder haber hecho algo más, ya que el campo se presta a ello.

El hoyo 1 es un par 4 de 326 metros (siempre hablaremos desde amarillas) con un marcado dogleg a la derecha. El drive hacia esa zona tiene la dificultad del fuera de límites y un búnker que nos acecha. Hay que sobrevolarlo. Un tiro a la izquierda nos aleja del green demasiado y nos obliga a un golpe largo. El green está bien protegido por dos bunkers a izquierda y derecha.

El 2, otro par 4 de 339 metros presenta un gran espacio a la derecha del drive, pero cuidado con el rough, que puede dificultar mucho el segundo golpe. A la izquierda, un gran árbol nos puede crear problemas. Lo mejor, como casi siempre, es ir por el centro de la calle. También aquí el green, en alto, está custodiado por dos bunkers a cada lado.

El 3 se puede considerar de recuperación. Es un par 5 de 463 metros, recto, sin muchas complicaciones.

El 4 es el primer par 3 del recorrido. No muy largo, 144 metros, pero con un gran lago lateral que ocupa casi todo el hoyo, incluido el green por la derecha. A la izquierda es out. La única solución es acertar en un green con mucho movimiento. El hoyo es precioso.

El 5, par 4 de 348 metros, presenta una gran arboleda a la derecha y un lago a la izquierda. Otra vez hay que buscar el centro de la calle para evitar problemas. Desde ahí el tiro a green no es demasiado largo ni complicado.

El 6 es un par 5 de 459 metros con una calle muy delimitada por los árboles. No es mala la opción de salir con hierro para asegurar. El green, otra vez en alto, es muy movido, con un piano tremendo y con un búnker en su frontal. No es un hoyo fácil, aunque con suerte se puede obtener un buen resultado.

El siguiente hoyo es un par 3 de 179 metros que se puede hacer muy largo en un día con viento. Si este es en contra, como es habitual, hay que sudar para llegar.

El 8, un par 4 de 388 metros, hándicap 2 del campo, es bastante complicado. Llegar de dos es muy difícil con viento. El bogey no es mal resultado.

El 9 es un ligero dogleg a la derecha, con el campo de prácticas por ese lado tras una gran fila de árboles. A la izquierda hay un árbol muy grande a la caída del drive, así que mejor salir con hierro o una madera más corta si no se es un gran pegador y muy seguro. El green está rodeado de bunkers. No es un hoyo fácil.

El hoyo 10, par 5 de 436 metros, es otro de los hoyos de recuperación de Villa Nueva Golf. La única dificultad está en la salida porque tienes agua prácticamente enfrente que puede intimidar a algunos jugadores. Con un buen golpe de salida se puede intentar atacar el green. Eso sí, muy protegido con bunkers por delante y un lago detrás. Si no se arriesga, no debe de haber problemas.

El 11 es un par 3 corto, de 139 metros. La única dificultad dependerá de la posición de la bandera. A la derecha y por detrás, hay dos grandes bunkers. La calle está atravesada por un riachuelo. El green es muy movido. El par no es un mal resultado.

El 12, par 4 de 368 metros, parece muy fácil a primera vista, pero tiene muchos obstáculos. A la izquierda hay un canal de agua y a la derecha muchos olivos. En la caída de drive hay bunkers, así que hay que tener cuidado. Un hoyo complicado.

En el 13, par 4 de 322 metros, hay que buscar la calle y seguro que ganas el hoyo, pese al gran búnker que protege el green por la izquierda.

El siguiente hoyo es el hándicap 1 del campo. Es complicado. El primer golpe debe dirigirse hacia la derecha con cuidado porque hay peligro de out y al otro lado hay agua. A mitad de la calle vuelve a aparecer el riachuelo que atraviesa varios hoyos. Hay, casi inevitablemente, que sobrevolar el lago de la izquierda, sin quedarse corto, porque si no llegar de tres a green es difícil en este par 5 de 513 metros.

Para compensar, el 15 es un hoyo fácil, par 3 de 132 metros. Es divertido y se presta a jugarse una cerveza al mejor resultado.

En el 16, otro par 4 de 370 metros, nos encontramos con mucha arboleda autóctona. En la salida tenemos el típico pasillo de árboles que nos obliga a ir muy rectos. En el green se tiene la sensación de irse al lago de la izquierda porque está un poco inclinado en esa dirección. Problemas por todos los lados en este hoyo.

El 17, par 3 de 129 metros, es realmente bonito, con un gran lago a la izquierda que entra bastante en juego. No ofrece dificultades excesivas.

El 18, par 5 de 448 metros, podría considerarse como el más emblemático del campo. Es un dogleg pronunciado a la izquierda, donde hay mucha agua. Es preferible salir con hierro para buscar la calle. Si te vas muy a la derecha, te alejas del green. Muchos intentan sobrevolar el lago, pero eso requiere un drive de más de 230 metros de vuelo, lo que suele acabar con la bola en el agua. Si aquí te creces, puedes acabar mal.

Frente al green de este hoyo se construirá el hotel y la casa club definitiva de este campo que no deja indiferente a nadie.

Sin duda, merece la pena venir a Villa Nueva Golf y, si se tiene tiempo, ya que está a pocos minutos, darse una vuelta por Cádiz, La Habana de Andalucía, como la definió el poeta.