Construido en 1925 e inaugurado por la Familia Real Española en el 28, éste es sin duda el campo más antiguo de Málaga. Situado a apenas cinco minutos del aeropuerto y a unos diez de la capital de la provincia y de Torremolinos, ha sido escenario de dos torneos del Circuito Europeo: el Turespaña Masters en 1992, que ganó un jovencísimo Vijay Singh (si no me equivoco, era la tercera competición que ganaba el fijiano en el Viejo Continente) y el Turespaña Open de Andalucía, en 1999, cuyo triunfo se adjudicó Miguel Ángel Jiménez.

En marzo de 2010 volverá a ser sede de un torneo del Tour Europeo, el Open de Andalucía, que organiza el gran jugador malagueño.

Podría decirse que el Parador son dos campos en uno. Los dieciocho originales, diseñados por Tom Simpson, y los nueve últimos, de estilo links, que bordean la playa. Habitualmente se suelen mezclar los tres recorridos de nueve. El links fue hecho en la última década.

Otra característica de este campo, y no menor, es que no tiene construcción alguna que afecte al juego, ninguna casa a la vista, ningún obstáculo de cemento que obligue a realizar malabarismos o afee el entorno.

Sólo el hotel es el único edificio dentro del complejo. Está tan estratégicamente situado que gran parte de los hoyos parecen partir o llegar a él, aunque, lógicamente, esto es imposible.

Estamos ante un campo construido cuando el espacio no era el principal problema. Por eso es muy ancho y relativamente largo, más de seis mil metros en un terreno plano, sin subidas ni bajadas que al final hacen que las distancias se acorten, cuando se da ese caso. Las calles apenas tienen rough, aunque a partir de ahora empezarán a crearlo para ir preparando el campo para el próximo Open de Andalucía.

La arboleda es abundante, a pesar de la proximidad al mar, que la castiga severamente por la salinidad y los vientos de Levante. Precisamente ahora se está haciendo una importante reforestación para sustituir los árboles caídos por el paso del tiempo y el efecto de las inclemencias meteorológicas. Abundan sobre todo los eucaliptos, pinos y mimosas.

El recorrido links, par 34, es mucho más corto que sus hermanos mayores, pero más estrecho y complicado también. Aquí sí que el viento entra plenamente en juego. Fue diseñado por Juan Carlos García.

Ya desde El Parador y antes de salir a jugar, el campo se aparece con un aspecto espléndido, con un mantenimiento perfecto, algo que podría confirmar poco después recorriendo sus calles con el profesional y greenkeeper Juan de los Ríos, que me dio una auténtica lección de golf en toda su extensión: de juego y de cómo mantener un ‘viejo’ campo en perfecto estado.

El hoyo 1 es un par 5 de 437 metros desde amarillas que presenta un ligero dog leg a la izquierda. Es relativamente fácil, por distancia y por ofrecer una calle ancha y franca. El peligro radica a la entrada de green, que está protegido por cuatro bunkers y ligeramente en subida. Dependiendo de la posición de bandera, se puede complicar el approach.

Los greenes, en general, son amplios y nobles. Hay que tener en cuenta que este campo se hizo en el año 25, cuando el material de juego no era el actual, pero sí las distancias, por lo que resultaba más complicado llegar a green y éstos no podían ser muy complicados en caídas y dificultades. Poco a poco se han ido cambiando y haciéndolos más difíciles.

El hoyo 2 es un par 4 de 311 metros (siempre desde amarillas) con fuera de límites por la derecha, donde también hay un gran bunker a la caída de drive. Por la izquierda también nos acechan unos pinos de gran tamaño. El green, uno de los remodelados, tiene dos plataformas diferenciadas, una plana y otra más ondulada. Está bien protegido por un bunker de media luna a la izquierda y otro más pequeño a la derecha.

El 3, par 4 cortito, de 260 metros, está defendido a la caída de drive por un bunker a la izquierda y, para los golfistas con más pegada, por un lago a la derecha que llega hasta el borde del green. El agua entra mucho en juego o no, dependiendo de la posición de la bandera. Quizá aquí es aconsejable utilizar madera 5 o incluso un hierro para colocar bien la bola en la calle y encarar con tranquilidad el segundo golpe.

El hoyo 4 es un par 4 largo, de 385 metros, con una calle ligeramente ondulada, sobre todo en la caída de drive. El green es llano y sin problemas. La dificultad de este hoyo, handicap 2, radica en la distancia y las chepas que dificultan el segundo golpe.

El 5 es otro par 4, de 372 metros, también con movimiento en la calle a la caída de drive, de donde parte un ligero dog leg a la derecha. El green tiene un gran piano y bunkers a derecha e izquierda que lo protegen.

El hoyo 6, par 3 de 149 metros, cuenta con una única dificultad: un gran bunker en el frontal de un green plano y amplio. Hay fuera de límites por la izquierda y detrás.

El 7, par 4 de 364 metros, es el handicap 1 del campo. Hace un amago de dog leg a la izquierda, donde hay fuera de límites y tres bunkers importantes a la caída de drive para los jugadores medios. A los pegadores les espera otro bunker a la derecha un poco más allá. El segundo tiro a green se complica por un lago y un riachuelo por la derecha y bunkers por la izquierda. Además de la dificultad del hoyo en sí, los vientos, sobre todo el Levante, lo complican mucho.

El hoyo 8, par 4 de 334 metros, es relativamente fácil. El jugador medio se puede encontrar a la derecha con un gran bunker, pero muy plano, en el golpe de salida, y el de más pegada, con otro a la izquierda. El segundo golpe será corto y sin problemas a un green con un ligero piano.

El 9 es un par 3 bastante largo, de 184 metros, donde influyen mucho los vientos. El green, ligeramente en subida, puede tener posiciones de bandera difíciles. Está protegido por dos bunkers grandes a derecha e izquierda.

El hoyo 10, par 4 de 352 metros, no ofrece problemas en el golpe de salida. Aquí, como en casi todo el recorrido, la calle es muy ancha, entre 35 y 40 metros. Un jugador de pegada puede llegar a los tres bunkers que atraviesan la calle. El green está ligeramente en alto y es muy plano.

En el hoyo 11 volvemos a encontrarnos con otro par 3 largo y complicado, de 194 metros. Hay agua por la izquierda y cuatro bunkers protegiendo el green, tres de ellos rodeándolo prácticamente. El viento y la distancia nos pueden jugar una mala pasada.

El 12 es un par 5 que se hace largo, 482 metros, con una caída de drive muy estrecha por una vez, y las mismas chepas en la calle que antes nos habíamos encontrado. El tercer tiro a green se puede complicar por las pronunciadas vaguadas que hay delante de él. Está ligeramente en alto y cuenta con bastante movimiento. A cada lado lo protegen sendos bunkers profundos.

El 13, par 3 de 144 metros, es uno de los hoyos recientemente modificados. Muy estrecho en la salida, cuenta ahora con un green muy ampliado y movido en su izquierda. Dependiendo de la posición de bandera, se puede complicar el hoyo por los bunkers a derecha e izquierda que protegen la plataforma.

el 14 es un par 5 de 454 metros que obliga a un gran golpe de salida porque del tee a la calle, como en los links, hay una gran distancia cubierta de arena, donde caer puede ser nefasto.

La calle es llana pero el green está muy protegido por bunkers y agua, lo que hacen del segundo o tercer golpe un tiro de precisión.

El 15, par 4 de 371 metros, no es fácil. A la caída del drive del jugador medio, la calle es más o menos plana, pero el jugador de pegada larga se puede encontrar con una serie de vaguadas que pueden complicar el segundo golpe. El green es de tamaño medio, plano, pero muy bien guarecido por cuatro bunkers profundos a izquierda y derecha.

El 16, par 5 de 438 metros, es posiblemente uno de los más asequibles del campo. Hay un bunker a la izquierda para los grandes pegadores, pero poco más. Antes del green hay agua a la derecha, que apenas entra en juego.

El 17 hace un ligero dog leg a la derecha. Este par 4 de 311 metros cuenta con una salida franca y un green estrechito y alargado, protegido por tres bunkers, dos por la derecha y otro por la izquierda. No hay muchos problemas aquí.

El último hoyo del recorrido original de El Parador, par 4 de 393 metros, ofrece una serie de vaguaditas suaves a la salida, pero que pueden dificultar mucho el segundo golpe, que siempre va a ser largo a un green protegido por bunkers.

Pero aquí no acaba este espléndido campo, pionero del golf en la Costa del Sol, ya que nos espera una nueva y distinta experiencia en el nuevo recorrido links añadido a los dieciocho hoyos primigenios.

Son, como ya se ha señalado, muy diferentes a los anteriores: más cortos y estrechos que los del ‘old course’ y con greenes más pequeños y movidos.

El hoyo 19, el 1 del links, es un par 4 de 305 metros. Totalmente recto, a la caída de drive no hay problemas pero sí con el segundo golpe, complicado por el gran bunker que casi rodea al green por la derecha y el otro profundo que hay en la izquierda.

El hoyo 20, par 3 de 163 metros, es posiblemente el más difícil del campo. A pesar de ser un golpe medio, el green está muy protegido por agua a su derecha y atrás, y por un gran bunker en la izquierda.

El 21, par 4 de 287 metros, totalmente recto, noble, discurre entre pinos, y sólo en el segundo golpe pueden aparecer los problemas, por la gran cantidad de árboles que existen.

El siguiente hoyo es un pronunciado dog leg a la derecha, par 4 de 313 metros. El golpe de salida hay que darlo por un tubo de árboles, y en el segundo tiro , a green, hay que tener muy en cuenta la gran cantidad de bunkers que lo protegen (nueve, en concreto).

El 23, par 4 de 299 metros, presenta fuera de límites por la izquierda, pero la salida es recta y sin problemas. Eso sí, el segundo tiro, a green, ya hay que meditarlo más, porque está muy, muy protegido por un gran y profundo bunker en la izquierda, antes de llegar a él, y varios más a la derecha y detrás. Este green tiene mucho movimiento y unas posiciones de bandera complicadas.

El 24, par 4 de 272 metros, recto y con fuera de límites por la izquierda, sólo ofrece dificultad en el segundo golpe, por un gran lago que hay a la derecha del green.

El hoyo 25, par 4 de 297 metros, es otro dog leg a la derecha. Hay que cruzar una ría con el golpe de salida, y a unos cien metros estaríamos ya en calle. No hay problemas para un golpe medio. Pero uno largo puede encontrarse con un lago que casi cruza la calle. El green es ondulado y está protegido por un gran bunker a la izquierda.

El 26 es el hoyo más corto del campo: no llega a los 60 metros, par 3 por supuesto, pero requiere un gran precisión porque el green es muy pequeño, con fuera de límites a la entrada y una ría justo delante.

Para finalizar este recorrido, el 27, par 4 de 345 metros, es un dog leg a la izquierda, con una calle muy estrecha y una ría paralela que la recorre desde el tee hasta el green. Por la izquierda hay grandes árboles que intimidan. El green no es muy grande y se encuentra muy bien protegido por bunkers y un pequeño lago al fondo.

Después de un día de golf tan intenso y en un campo tan variado, la llegada al ‘hoyo 19’, en este caso el 28, es un placer inenarrable, entre otras cosas porque El Parador, reformado en profundidad hace relativamente poco, algo más de dos años, nos ofrece en cuanto a gastronomía todo lo mejor que pueda imaginarse, desde la alta cocina, hasta snacks, pasando por un delicioso y razonablemente barato menú para golfistas, que se cambia diariamente.

El Parador, aunque oficialmente ostenta la  categoría de cuatro estrellas, ofrece un servicio de cinco y todas sus instalaciones lo son.