A sus 24 años recién cumplidos, Jordan Spieth vive uno de los mejores momentos de su todavía corta carrera profesional, cuyo último gran éxito ha sido su victoria en el Open Británico tras un espectacular sprint final de torneo.

Gracias a ese triunfo ascendió hasta la segunda posición del ranking mundial y, si la buena racha continúa, es muy posible que desbanque pronto a su compatriota Dustin Johnson y recupere el liderato planetario que el joven texano ya ostentó durante un total de 26 semanas en varios periodos entre 2015 y 2016.

La verdad es que Spieth, natural de Dallas y que se hizo profesional en 2012 después de haber llegado ser el amateur número uno del mundo, lleva una temporada de aúpa, con tres victorias (AT&T Pebble Beach Pro-Am, Travellers Champonship y el Open Británico), ocho top-10 y casi siete millones de dólares en premios en el Circuito de Estados Unidos. Todavía le queda calendario para tratar de igualar su temporada más exitosa, la de 2015, cuando se anotó cinco de la docena de triunfos que ha conseguido hasta ahora en el PGA Tour (más otros dos internacionales, ambos en Australia).

Una de sus metas más inmediatas será revalidad su título de campeón de la FedExCup (a finales de julio era segundo) que consiguió en 2015, una temporada memorable en la que el jugador texano ganó dos majors, (Masters y US Open), cinco títulos del PGA Tour y la FedExCup. Quedó quince veces entres los diez primeros clasificados y fue la suya la mejor temporada en veinte años de un jugador no llamado Tiger Woods. En esa campaña, sus ganancias en premios se tradujeron en doce millones de dólares, casi el triple que la temporada anterior y el doble que la de 2016. Desde que se hiciera profesional, hace cinco años, Spieth se ha embolsado sólo en premios en torneos del Circuito Americano casi 33 millones de dólares.

El ídolo americano

Cuando, en su primer año como profesional, Spieth lograba su primer triunfo, en el John Deere Classic, y registraba nueve top-10, los aficionados norteamericanos volvieron a estar ilusionados: tenían un nuevo ídolo que podría resarcirles de los sinsabores que le provocaban las rutilantes figuras extranjeras desde que Tiger Woods cayera en desgracia y perdiese su magia y el trono del golf mundial. Al fin un compatriota apuntaba maneras de héroe. El nuevo mesías del golf estadounidense era un joven que cuando consiguió su segundo triunfo en el PGA Tour a la edad de 21 años se puso a la altura estadística de Tiger Woods, Sergio García y Robert Gámez.

Porque estos tres eran los únicos hasta entonces, en 2015, que desde hacía siete décadas habían logrado dos victorias antes de cumplir los 22.

Además del Valspar Championship  y el John Deere Classic de 2013, Spieth había ganado otros dos torneos, el Hero World Challenge, del PGA Tour pero competición no oficial o puntuable, y el Australian Open.

Aparte del record de los dos torneos ganados en el PGA Tour antes de los 22 años, el aspirante a sucesor de Tiger tenía otra similitud con el californiano: ambos son los únicos que han ganado en dos ocasiones el US Junior Amateur.

Si con su primer triunfo en el Circuito Americano, el John Deere Classic, con apenas 19 primaveras ya causaba sensación, no menos revuelo generó su gran actuación en el Masters de 2014 al convertirse en el subcampeón más joven de la historia del torneo, por ‘culpa’ de Bubba Watson, que se enfundó su segunda Chaqueta Verde.

El mundo a sus pies

En 2015 el mundo cayó rendido a su pies por sus triunfos en el Masters y el U.S. Open, su segundo puesto en el US PGA Championship y su cuarto en el Open Británico. Ganó además otros tres torneos y cerró la temporada con unas ganancias de más de doce millones de dólares.

Ahora tras su triunfo en el 146 Open Británico a falta de cinco días para cumplir los 24, Spieth se convertía, tras Jack Nicklaus, en el segundo jugador en ganar tres grandes con menos de esos años. En su caso, el joven estadounidense ya tiene en su haber, aparte del Open Británico, el Masters de Augusta y el U.S. Open.

A pesar de su juventud, Spieth ha demostrado desde sus primeros pasos como profesional un gran temple en los momentos decisivos de la competición. No en vano, sus dos primeras victorias en el PGA Tour las dirimió en sendos playoffs.

Spieth tiene claro qué tiene que hacer para conseguir sus metas. Hace años, cuando Jordan era un adolescente, su padre le enseñó que tenía que marcarse objetivos. “Ésa ha sido mi filosofía, establecer metas y trabajar duro, mantener la concentración y alcanzarlas tan pronto como sea posible. En cada nivel siempre revalúo mis metas y establezco otras nuevas; no quiero volverme complaciente”.