Para los ‘puristas’ del golf es casi un sacrilegio; para otros, una divertida manera de jugar con el balón de fútbol en un campo de golf, y para algunos, una posible alternativa que puede generar ingresos a un campo de golf en los momentos de baja ocupación.
Lo cierto es que este nuevo deporte nacido en 2009 está ganando cada vez más adeptos, como atracción secundario para los campos de golf, en varios países europeos y americanos.
El footgolf se juega con un balón de fútbol de tamaño estándar y consiste en chutar hacia un hoyo de gran tamaño y tratar de embocar la pelota con el menor número de golpes. Igual que en el golf, pero usando los pies en vez de los palos. Otra particularidad es que el hoyo se realiza fuera del green: en calle o rough.
España es todavía tierra casi inhóspita para este nuevo deporte, pero algunos campos de golf ya han empezado a abrir sus puertas a los footgolfers (podría traducirse algo así como futgolfistas). Y además a competiciones de relieve, como ha hecho recientemente el costasoleño Atalaya Golf, cuyo Old Course ha acogido la primera edición de la Copa de Europa de Footgol, con participantes de Italia, Irlanda, Holanda, Hungría, España y Portugal.
Organizada por la EFGF, European Footgolf Federation y la AFIES, Asociación Footgolf Internacional España, la competición por equipos fue ganada por Italia, mientras en la clasificación individual se impuso el holandés Bjorn Bulk, que se está convirtiendo en el Leo Messi o el Cristiano Ronaldo del Footgolf.
“Este nuevo deporte”, dice Andrés Sánchez, director de Atalaya Golf, “es un híbrido entre fútbol y golf. Se juega con un balón de fútbol y el hoyo donde hay que meterlo tiene 52 centímetros de diámetro. Los hoyos se construyen fuera del green, en la calle o en el rough, a una distancia media de 150 metros, más o menos, de la salida”.
“Es un juego que ha hecho mucho furor en países nórdicos, en Holanda, donde surgió, en Irlanda, Italia y varios países sudamericanos. En Argentina es una moda cada vez más extendida”, asegura.
–Por qué cree que este juego puede implantarse en España?
–Porque el deporte número uno en nuestro país es el fútbol, y la gente que lo practica puede perder el miedo a entrar en el mundo del golf. Si con este nuevo deporte se les facilita el acceso al golf a los aficionados al fútbol, creo que la cosa puede funcionar.
Si vienen al campo, quizá cojan un palo de golf y se animen a intentar jugar. Una vez que han perdido el miedo escénico a venir, pudiera ser que se enganchen al golf.
El bautismo de golf que se hizo a través de la Federación Española de Golf no tuvo el éxito deseado.
–¿Lo considera, por tanto, como un nuevo nicho de mercado para el golf?
–No creo que esto influya demasiado en los números, en la cuenta de resultados de un campo, pero sí puede ser un ingreso extra en momentos en los que los campos tengan baja ocupación.
Para nosotros este deporte es totalmente nuevo y no sabemos cómo va a reaccionar el golfista clásico: si lo va a aceptar o rechazar.
Tampoco sabemos cuántos practicantes hay de footgolf. Es un experimento. Tras el primer torneo celebrado en Atalaya Golf veremos si hay continuidad y si es interesante.
–Cree que el footgolf puede atraer a practicantes de otros países a nuestros campos?
–Viendo los que se han apuntado a este torneo –equipos de Italia, Escocia, Irlanda, etc.–, creo que sí, y podría cambiar la estacionalidad del golf.