Dejó su acomodada vida en Madrid como profesor de golf y empezó a dar pedales rumbo a un destino incierto y muy, muy lejano. Atravesó nueve países y recorrió durante casi cinco meses con su bicicleta más de 12.000 kilómetros, en lo que resultó ser una enriquecedora experiencia, no exenta de adversidades. Llegó a la inmensa China y decidió iniciar allí su nueva vida. En 2011 montó en Pekín la empresa DBGolf. La mayoría de los todavía pocos golfistas chinos que llegan a España vienen de su mano.

La odisea vital de David Barrionuevo, que así se llama este golfista trotamundos, comenzó hace casi seis años.

“Llegué desde Madrid con mi bicicleta,  con Milana que así es como se llama, en honor a la pelicula Los Santos Inocentes”, rememora. “Recorrí nueve países y 12514 kilómetros, en un viaje inolvidable que me cambió para siempre”, añade.

Arribó a China en 2008, unas semanas antes de los Juegos Olímpicos. Dice que “todos y cada uno de los días” que lleva viviendo en el país más poblado del mundo “me han deparado una agradable sorpresa, una vida llena de estimulos, de alicientes, de quebraderos de cabeza y sobre todo de recompensas”.

Aunque estaba en tierra ignota, lejana y de idioma para él desconocido, David no se dejó amilanar por las dificultades. “Empecé sin nada, buscándome la vida, de profesor de español, de árbitro de golf, hasta que encontré mi hueco en una escuela de golf”, señala. “Para ello”, prosigue, “contaba con mi experiencia de más de diez años como profesor en Madrid”.

Sus primeras clases en Pekín fueron en una escuela australiana, “sin hablar inglés y sin saber una palabra en chino”.

“Me presenté”, rememora, “hablé con ellos y me busqué mis propios alumnos en todas las empresas, restaurantes, asociaciones y demás donde pudiera haber hispanohablantes. Además en 2009 comencé una aventura nueva, trabajar para una agencia de viajes de golf europea”.

Las dos empresas decidieron “tomar otros aires”, en expresión de David, “y yo desde dentro de la industria del golf en China, viendo su fortaleza y ya sabiendo inglés y chino, decidí montar DBGOLF en junio de 2011”.

La suya, dice, “es una empresa que ama el golf en todas sus vertientes, organiza viajes para jugadores chinos en España, viajes para jugadores europeos en China, organiza torneos de promoción en China para empresas que quieren darse a conocer en los mercados asiáticos o buscan relacionar su imagen con el mundo del golf, organizamos clinics, eventos y una escuela de golf”.

DBGolf tiene su sede en Pekín,  en una coqueta oficina situada en un campo de golf, “y desde ahí buscamos la expansion a otros lugares en busca de jugadores asiáticos, hindúes, australianos... La empresa no para de crecer, de demandar más y más tiempo”.

El pasado mes de noviembre DBGolf organizó para la revista china Golf Magazine un viaje de familiarización a Madrid, donde los enviados asiáticos disfrutaron de algunos de los mejores campos de la comunidad autónoma (Lomas Bosque, La Herreria, Real Sociedad Hípica, Santander, Moraleja y Aranjuez), además de visitar los lugares emblemáticos como el Monasterio de El Escorial, Toledo, el Madrid de los Austrias, museos, etc. Fue una acción atrevida de DBGolf, preparada con mucho mimo y esfuerzo junto a la empresa MIP de Madrid, “y sin ninguna ayuda por parte pública”, apostilla David.

Se trató de una labor de promoción del golf en España en general y en Madrid en particular que permitió dar a conocer este destino a los millones de golfistas que practican este deporte en China, ya que a la vuelta del viaje se publicó un reportaje  en una de las revistas chinas más prestigiosas. “Pretendo dar a conocer el golf madrileño y ser un nexo de unión entre China y España a través del turismo de calidad”, asegura el propietario de DBGolf.

David confiesa que tiene la suerte de desarrollar su labor profesional unida a una de sus pasiones, el golf. Su otra pasión, cómo no, es su bicicleta, Milana.

“Con ella llegué a Pekín tras cinco meses de viaje y 12.514 kilómetros para ver los Juegos Olimpicos; después vendría Japón, Vietnam, innumerables rutas por el norte de China...”.

En 2011 viajó desde Pekín hasta la remota capital de Qinhai, Xining. Fueron siete semanas de viaje y casi 3.000 kilómetros de aventuras a través de las zonas más remotas de Tíbet. “Por encima de 4.000 metros de altura”, explica, “el punto de vista cambia respecto a todo. La hospitalidad tibetana es un placer en este mundo”.

El pasado mes de febrero David atravesó el desierto de Taklamakan, desde Xining hasta Urumqi , la capital de Xinjiang.

“Y de estos largos viajes he aprendido a ayudar al viajero”, dice. “En mi casa de Pekín recibo a viajeros de larga distancia que recorren el mundo a pedales. Cada viajero habla un idioma, cada uno tiene una historia, cada uno deja una marca en mí, todos ellos me hacen ser mejor persona, querer ayudar y me dan la posibilidad de poder hacerlo”, asegura.

 

EL OPIO VERDE

David confiesa tener una adicción, eso sí, nada dañina para su salud: “En China soy adicto al opio verde. Así es como llaman los chinos al golf, un deporte en crecimiento constante: tan solo en Pekín existen 70 campos de golf, que se verán incrementados por la gran pasion de los chinos hacia el golf. Cuando el golf se declaró deporte olímpico (2009) se empezó a practicar en los colegios, y eso hace que en breve tengamos generaciones de golfistas. En la actualidad China no cuenta con jugadores en lo alto del ranking mundial, pero es cuestión de tiempo. Es un deporte individual, que exije sacrificio, poder mental, superacion..., características de los deportes donde triunfan los chinos”.

Sin embargo, el golf en el país asiático no ha sido siempre tan bien visto. “Vivió una etapa negra, fue un deporte castigado y perseguido durante los años más duros de la Revolución Cultural, un deporte aristocrático”, comenta David. En la actualidad esa mala imagen ha desaparecido y una joven industria alrededor del mundo del golf se está desarrollando a una velocidad increible.

La inquieta mente de este emprendedor madrileño no para de fraguar planes. “Torneos de golf, clinics, eventos, la preparación de mi próximo viaje en bicicleta en septiembre al Pamir (Asia Central), las clases de chino y disfrutar jugando al golf no me dejan mucho tiempo libre”, explica.

“Como dijo Gregorio Marañon, ¡descansar es empezar a morir!”, concluye.