Los hay con un encanto natural arrollador, los hay que no necesitan carisma para deslumbrar a las masas gracias a su mágico juego, los hay que engatusan a los aficionados con sus excentricidades dentro y fuera del campo… y luego está Bryson DeChambeau, un curioso ejemplar que podría catalogarse como el golfista más interesante del mundo en la actualidad.

Y qué virtudes atesora este joven de Dallas de apenas 25 años y profesional desde 2016, que es el quinto en el ranking mundial y que lleva cinco victorias en el PGA Tour, cuatro de ellas desde el pasado mes de junio?

Pues muchas desde luego, pero hay una que sobresale sobre las demás: su inconformismo. Y es que Bryson es un golfista que no se conforma con lo establecido y lucha con denuedo por sus convicciones. Fue gracias a su carácter de infatigable guerrero por lo que no se desanimó ni tiró la toalla hasta que por fin consiguió lo que quería, aunque ello supusiera toda una revolución en el a menudo demasiado inmovilista mundo del golf.

Una idea de su férreo carácter la da un hecho que protagonizó cuando estaba en el instituto y, para evitar que sus padres se tuvieran que gastar los 200 dólares que costaba un libro de Física que le interesaba mucho, lo pidió prestado en la biblioteca y copió sus 180 páginas. “Al hacerlo así, fui capaz de entender las cosas mucho mejor”.

Su pasión por la Física (luego cursó la carrera universitaria) es tan grande como la que profesa por el golf. Bryson protagonizó una espectacular trayectoria en su etapa amateur y se convirtió en el  quinto jugador en la historia en ganar el mismo año los títulos del US Amateur y de la NCAA (National Collegiate Athletic Association), uniendo así su nombre al de figuras de la talla de Jack Nicklaus, Phil Mickelson, Tiger Woods y Ryan Moore.

Y en 2016 dio otra campanada cuando, siendo aún amateur y compitiendo contra pros en el Masters de Australia, terminó segundo, por detrás de Peter Senior.

Bryson, hijo del que fuera uno de los mejores golfistas amateurs de California, se hizo profesional después de haber jugado el Masters de Augusta de 2016, torneo al que fue invitado por ser el entonces vigente campeón del US Amateur.

DeChambeau, que se define a sí mismo como “un científico del golf” (es conocido con el apodo de ‘el Científico Chiflado’), aparte de por sus excelentes resultados deportivos, se hizo famoso por haber desarrollado unos hierros únicos.

Fueron varios los revolucionarios cambios que el joven californiano aplicó a sus palos. Por ejemplo, cada uno de sus hierros, tanto da que sea un 3 que un wedge, mide lo mismo, 37,5 pulgadas, como un hierro 6. Y luego está la empuñadura, un grip de llamativo grosor que sujeta más usando las palmas de sus manos que sus dedos. Se parece más a la empuñadura de una raqueta que a la de un palo de golf.

Otra cosa: todo los hierros tienen el mismo ángulo de la varilla respecto a la cabeza del palo, muy cerrado, de forma que la varilla sale muy vertical de la cabeza del palo. Esa uniformidad condiciona también su swing, muy vertical.

Sus ‘extrañas criaturas’ le ayudan a mantener la misma postura, la misma posición, todo igual, y –salta a la vista– le dan un rendimiento muy bueno.

La idea de estos peculiares palos la sacó Bryson del libro “The Golfing Machine” (La Máquina del Golf), que Homer Kelly, un mecánico de aeronaves de Seattle, publicó en 1969 con su propio dinero.

Un profesor de golf californiano, Mike Schy, leyó el libro y le intrigó la teoría de Kelly sobre “la fuerza geométrica linealmente orientada” y el impacto que ésta podría tener sobre una bola de golf.

Bryson colaboró con su entrenador para refinar los palos y adaptarlos a su juego. “Es una larga historia, pero resumiendo elegí la variación de la máquina del golf que me permitiera hacer el swing en el mismo plano”, explicaba hace entonces el jugador.

“Y entonces”, proseguía, “me di cuenta de que no podía hacerlo con un wedge y un hierro 3 porque conllevaría cambiar los movimientos de mi cuerpo. No tenía sentido, así que me dije: ¿por qué no los hacemos todos con el mismo ángulo y la misma medida?”.

Y así surgió la revolución. Ya se lo dijo Bryson a su padre cuando aún estaba en el instituto: “Creo que puedo cambiar el juego del golf”. Y en eso anda.

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LENGUAJE PECULIAR

Las peculiaridades de DeChambeau no se limitan a sus curiosas invenciones, sino que también se hacen extensivas a algunas de sus declaraciones, en las que introduce palabras nada frecuentes en las intervenciones de sus colegas de juego o en las que aporta una versión científica de los asuntos. Un claro ejemplo fue cuando explicaba las razones por las que había decidido retirarse del Valspar Championship el pasado mes de marzo. Fue al profundizar en los detalles de su lesión cuando las cosas se pusieron interesantes.

“Fue porque mi cuadrante lumborum no estaba funcionando. Mis ilíacos, longissimus thoracis, sufrieron un exceso de trabajo si se quiere que sea técnico al respecto”, dijo DeChambeau. “No estaban funcionando muy bien y yo los sometí a un trabajo excesivo. Me dolía mucho la parte inferior derecha de la espalda y la dejé descansar. ¿Qué les parece?”

Tras su victoria en septiembre en el Dell Technologies Championship, al ser preguntado sobre cuánto podría llegar a mejorar, DeChambeau hizo otra de sus peculiares declaraciones: “Hombre, en pocas palabras, en términos simples, sí, absolutamente, siempre puedes mejorar. ¿Cuánto? Yo diría que depende de lo que pueda hacer en las restricciones de mi biomecánica. Por lo tanto, se trata de aire, tolerancias del aire y ser capaz de ser más o menos sensible al aire. Entonces, cuando sientas que te equivocas, no va a ser tan grande la equivocación. Espero que tenga sentido”. La verdad es que los periodistas se miraron unos a otros con cara de estupefacción: nadie encontró sentido a tan enrevesada declaración del ‘científico chiflado’. 

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EN CORTO

• La gorra estilo Ben Hogan que viste Bryson es una prenda que utiliza desde que con 13 años se compró una similar en una pro-shop. Desde entonces le ha sido fiel y es otro de los símbolos que lo caracterizan.

• Bryson es peculiar hasta cuando firma autógrafos. Y es que tiene la rara habilidad –lograda con muchas horas de prácticas– de que puede firmarlos con la mano izquierda (es diestro) escribiéndolos en sentido inverso, de atrás hacia adelante.

• Su inquieto cerebro está en constante ebullición tratando de descubrir novedades que le hagan mejorar su rendimiento en el golf. Y la ebullición mental viene de lejos: con 6 años era un prodigio en matemáticas y empezaba a coquetear con el álgebra.

• Tiene Bryson  inventos para todas la situaciones. Para calcular las caídas y leer el green, usa su método “vector putting”. Así que no se extrañe cuando lo vea consultar su libro de yardas antes de que ponga a trabajar su putter en el green.

•Bryson ha anunciado que, aprovechando el cambio de reglas que lo permitirá en 2019, dejará la bandera en el hoyo cuando patee en algunos torneos. Lo hará cuando el mástil sea de fibra de vidrio y considere que le favorecerá el rebote de la bola.

• Tampoco descuida Bryson su vena artística y se ha convertido en todo un maestro en la técnica del dibujo punteado, que permite hacer ccomposicones pictóricas  mediante la realización de miles de puntos sobre el lienzo.