La más cosmopolita de las ciudades costasoleñas, Marbella, es visita turística obligada, sobre todo para los golfistas. No en vano, es el municipio de España que cuenta con mayor número de campos de golf: quince (diecisiete, si sumamos dos pitchs and put de sendos clubes). A ellos hay que añadir las numerosas academias o escuelas de golf que cuentan con instalaciones de prácticas propias.

En el bullicioso Puerto Banús, donde recalan fastuosos yates de decenas de millones de euros, o en algunos de los restaurantes o terrazas de moda, se puede uno topar con cualquiera de esos famosos que pueblan las revistas del corazón y los programas televisivos dedicados al cotilleo. Multimillonarios de todos los rincones del mundo residen en inmensas villas que en muchos casos superan los diez millones de euros, y los Ferraris, Rolls Royce, Lamborghini y Bentleys son más que habituales por las calles y carreteras de Marbella.

El Valle del Golf, una soberbia zona situada a espaldas de Puerto Banús, en la macrourbanización Nueva Andalucía, engloba a los campos de Las Brisas, Los Naranjos (ambos diseño de Robert Trent Jones), La Quinta, Aloha (diseño de Javier Arana) y La Dama de Noche, donde se puede jugar cuando se pone el sol gracias a su sistema de iluminación artificial. Muy cerca de esa zona, a unos tres kilómetros, se encuentra el Real Club de Golf Guadalmina, que cuenta con dos campos de 18 hoyos (el Sur, de Javier Arana) y uno de 9 pares 3 cortos.

A menos de un kilómetro del centro urbano de Marbella, está Monte Paraíso, y pasada la ciudad en dirección Málaga nos encontramos con el club Río Real, cuyo bonito recorrido diseño de Javier Arana, desciende suavemente hasta la misma playa. Un poco más adelante, a la altura del Hospital Costa del Sol se encuentra Santa Clara Golf, y a continuación están Marbella Golf (diseño de Robert Trent Jones), Greenlife Golf, Santa María Golf y Cabopino Golf, club situado en el extremo oriental del municipio.

Marbella se ha ganado a pulso su fama de destino turístico de calidad en todo el mundo. Aparte de su infraestructura hotelera, que presenta una inigualable concentración de establecimientos de cuatro y cinco estrellas, la localidad cuenta con un entorno natural privilegiado y, sobre todo, con un microclima inigualable. Gracias al cobijo de Sierra Blanca, la ciudad goza de un sol y unas temperaturas fantásticas durante prácticamente todo el año. Este microclima, que templa los inviernos y suaviza los veranos, favorece el desarrollo de una rica y atractiva vegetación, que se hace patente en los miles de jardines privados que salpican de color el paisaje de Marbella, donde las zonas verdes públicas también están siendo cuidadas con gran mimo por el pequeño ejército de jardineros que trabajan para el Ayuntamiento.

Los 27 kilómetros de litoral marbellí se encuentra jalonados por tres puertos deportivos (Cabopino, Marbella y Banús) y un coqueto puerto pesquero (La Bajadilla), que también alberga embarcaciones de recreo. Por lo demás, la oferta gastronómica, de diversión nocturna, cultural y de ocio en general es excepcional en este privilegiado enclave costasoleño.

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