El Club de Golf Guadalhorce celebró durante 2013 su 25 aniversario. Fue ideado por un grupo de malagueños que veían la necesidad de crear un campo que acogiera a los golfistas malagueños que en su mayoría estaban descontentos con El Parador, para convertirse, además, en uno de los más solicitados por los aficionados europeos que visitan la Costa del Sol.

Diseñado por el finlandés Kosti Kuronen, el campo del Club de Golf Guadalhorce fue ampliamente remodelado hace unos años por Miguel Ángel Jiménez, quien lo dotó de su personal seña de identidad.

Salvador Álvarez , estrechamente vinculado al club desde hace veintiún años y a la industria del golf en general, es su director.

–¿Cómo ha evolucionado el club en estos años? ¿Cómo surgió la idea de crearlo?

–Aunque las obras del campo se iniciaron hace un cuarto de siglo, al juego se abrió en el año 1989. Éste fue un proyecto totalmente malagueño, muy complicado en principio, que lo comenzaron un grupo de socios de El Parador, casi todos ellos con licencias muy antiguas y handicap bajos.  Tenían sus discrepancias con la política que se seguía en aquellos momentos en ese club y decidieron emprender una auténtica aventura para conseguir que los malagueños  tuvieran un campo de 18 hoyos con carácter familiar, así como su sistema de cuotas. Era llevar el golf a las familias.

La iniciativa la llevaron diez personas, entre las que se encontraba el entonces presidente de la Federación Andaluza, don Ángel  de la Riva, que juntó a los señores  Pedro Casado, José Luis Valcarce, Ignacio Gómez, Gonzalo Vergara, Juan José Gómez, Ignacio Abad, Rafael Durán, Erick Nielsen y José Luis Gross.

Buscaron y  localizaron esta  antigua finca  de labranza de la familia Larios con un cortijo del Siglo XVIII, que, por supuesto, hubo que restaurar totalmente, bajo la dirección del arquitecto  Ignacio Gómez Temboury.

También se adquirió otra finca adyacente para tener más espacio y poder ampliar en cualquier momento el proyecto que se había pensado inicialmente. En principio solo se pretendía hacer nueve hoyos porque no había dinero para más, pero finalmente se encontró un grupo finlandés, del empresario Kauko Rastas, dispuesto a participar y se pudieron hacer los dieciocho hoyos.

Con la crisis de los años 90, los finlandeses tuvieron dificultades para vender su paquete de acciones y eso creó tensiones en el club. Finalmente, tras un infierno de pleitos y temas concursales, en el 2000 se llegó a un acuerdo con ellos para comprarles su parte, bajo la presidencia de don José Enrique Martínez Genique. Por eso creo que Guadalhorce nace de verdad como campo malagueño en esas fechas.

Hoy somos un club de 650 socios que ha ido desarrollándose y mejorando paulatinamente. Desde entonces no hemos parado de hacer inversiones para acabar el proyecto. En estos años se habrán plantado unos 2.000 árboles y se ha hecho un rediseño del recorrido por nuestro socio de honor Miguel Ángel Jiménez, durante el mandato de la actual directiva cuyo presidente, don Javier Alonso Martínez , fue tesorero durante ocho años en la anterior legislatura. Eso fue hace unos siete años, y como un campo siempre es un ente vivo  lo hemos seguido reformando y mejorando continuamente.

Guadalhorce es un club sin ánimo de lucro, y cada ingreso extra lo invertimos en el campo y en el club para ofrecer mejor servicio a nuestros socios.

Nuestra idea es que los socios puedan venir aquí con sus hijos, y para eso tenemos un sistema de monitores que les atienden y les enseñan a jugar al golf sin que los padres tengan que ocuparse de ellos mientras están en el club.

Estos hijos de socios han sido y son una referencia dentro del mundo del golf. De aquí ha surgido, por ejemplo, Pablo Martín Benavides, al que animo a volver a la lucha, y toda una generación que llegó a ser handicap cero o más uno. También es socio José María Zamora, que ahora es director de torneos del Tour Europeo y que es quien más títulos de campeón del club ostenta en su palmarés .

Guadalhorce fue un club que se montó con un espíritu muy tradicional, con gente que tenía una gran trayectoria en el mundo del golf, y eso se notó desde el principio porque pronto adquirimos un caché y una solera que en otros  campos se tarda mucho más tiempo en lograr.

–Descríbanos el campo...

–De entrada, yo destacaría que Guadalhorce es un campo con unos enormes greenes, difíciles, pero muy nobles en caídas, eso sí, con alguna dificultad para leerlas. Llegar a green puede ser fácil, pero hacer dos putts no lo es tanto.

Los primeros nueve hoyos son un poco más abruptos, más típico parkland inglés, aunque solo tenemos un par de cuestas livianas en las calles del 1 y del 5. El resto son suaves colinas y vaguadas.

La salida del hoyo 6 es espectacular porque es en alto y tienes toda la calle debajo, lo que incita siempre a dar un drive con todo lo que llevas dentro.

Los segundos nueve, la parte de abajo del campo, es más llana, con hoyos más largos. En el 15, por ejemplo, es dificilísimo coger el green de dos.

En este recorrido influyen muchísimo los vientos de levante o poniente, que son los predominantes, y hacen que el campo cambie totalmente. En esta segunda vuelta, también sin casas, como la primera, hay bastantes lagos y apenas fuera de límites. Hay incluso dos hoyos, el 14 y el 16, que discurren paralelos al río,  y éste se considera obstáculo de agua. El 17, rediseñado por Miguel Ángel Jiménez, es espectacular. El green se ha convertido en un istmo rodeado de agua al que solo se accede por un pequeño trozo de calle. El hoyo 18, con la casa club al fondo, es también precioso.

Y a pesar de las reformas que hizo Miguel, que hicieron más técnico al campo, no hemos notado grandes diferencias en los resultados generales con respecto a los que se lograban con el diseño anterior.

Es un campo agradable de jugar y no lo mantenemos muy penalizado, aunque tengamos la posibilidad de complicarlo con el rough alto, las posiciones de bandera, etc.

En estos momentos estamos renovando bunkers, haciendo una obra importante de caminos y mejorando la casa club.

–El servicio de la casa club es también una de las características de Guadalhorce...

–Sí. Durante veinte años hemos tenido un concesionario del restaurante maravilloso, Doña Francisquita, que desgraciadamente nos ha dejado, y ahora estamos en concurso para firmar con otro. Por el momento estamos de prueba con una cadena que se llama Logikatering y que, a pesar de la forma improvisada que entró, está consiguiendo mantener los niveles de restauración a los que estábamos acostumbrados.

En cuanto a servicios del club, me gustaría señalar la escuela IH de Iván Hurtado, a la que quiere asociarse Pablo Martín para montar un centro de entrenamiento de primer nivel, con zona de fitting, de approach, bunkers de distintas profundidades, putting green propio, análisis de swing, etc.