¿Qué tienen en común Guadalmina Sur, El Saler, Aloha, El Prat, Río Real, el Club de Campo Villa de Madrid o el RACE? Todos ellos, y varios más, surgieron de la privilegiada mente del más grande diseñador español de campos de golf: Javier Arana.

Este bilbaíno nacido en 1904, cuando en España sólo había tres campos de golf (Las Palmas Golf Club, en Gran Canaria; Río Tinto, en Huelva, y Puerta de Hierro, en Madrid), fue un pionero en nuestro país en esa faceta creativa.La filosofía de diseño de Arana se basaba en su intención de que los jugadores disfrutasen tanto del campo que tuviesen ganas de repetir. No era partidario de que se perdiese el tiempo buscando bolas en zonas excesivamente frondosas ni tampoco de los obstáculos de agua, que son infrecuentes en sus campos. Tampoco le gustaban los movimientos de tierra excesivos, probablemente por el alto coste económico que ello suponía.

Arana sostenía que en el diseño final el 80 por ciento del campo tenía que ser natural y que la mano del hombre sólo debería de ser responsable del 20 por ciento restante. Tuvo la suerte de que en aquella época había disponibles fincas idóneas para el golf en magníficos entornos, muchos de ellos al mismo borde del mar. Procuraba también ahorrar tiempo al jugador haciendo que los tees estuviesen lo menos alejados posible del green del hoyo anterior. Daba mucha importancia asimismo a los elementos naturales.

La costa malagueña era para Arana uno de sus destinos favoritos, y Marbella, la joya de la corona. Aquí diseñó tres de sus grandes obras: Guadalmina Sur, Río Real y Aloha, su obra póstuma (falleció dos meses antes de que se inaugurara el campo).

Inaugurado en 1959, el recorrido Sur de Guadalmina es el campo de golf pionero de Marbella y el segundo más antiguo de la Costa del Sol. Desde sus orígenes hasta nuestros días, el Real Club de Golf Guadalmina, título que le fue concedido en 2008, poco antes de su 50 aniversario, ha sabido adaptarse al ritmo de los tiempos, consiguiendo plasmar sobre el green toda clase de mejoras y adelantos en beneficio de los jugadores.

Mucho ha cambiado Guadalmina desde que aquella finca de labores agrícolas descubierta por Norberto Goizueta a mediados del siglo pasado, se transformase en uno de los clubes de golf más representativos en nuestro país. Con el tiempo el club, que cuenta con un importante número de socios (más de 2.000, de 17 nacionalidades), añadió un segundo campo de 18 hoyos (en 1972, diseño de Foldo Nardi) y un recorrido de 9 hoyos pares 3.Además dispone de un campo de prácticas para 40 jugadores con plataforma cubierta con 21 plazas, chipping y bunker de practicas y putting green.

La escuela infantil de Guadalmina es la envidia de todos los clubes, y gracias a la labor del Comité infantil y el saber hacer de su profesional Francisco Hernández los jugadores infantiles de la Escuela de Golf han paseado el nombre de Guadalmina por los campos de Andalucía , España Europa y el mundo, obteniendo unos resultados muy difícilmente superables.

Nombres como Azahara Muñoz, Noemí Jiménez , Rocío Sánchez Lobato, los hermanos Esther y Ángel Ibáñez, Laura Cabanillas, Sergio Gutiérrez, Casto Gómez y así un largo etcétera representan la mejor cara de Guadalmina.

A lo largo de su historia, Guadalmina ha sido sede de importantes torneos. como el Campeonato de España de 1965, las pruebas de clasificación de la Escuela del Tour Europeo en 1995 y 1996, o el Campenato de España de Profesionales de la APG en 1998.

RETO APASIONANTE

El campo diseñado por Arana fue objeto de una renovación en produndidad en 2002 y constituye un reto apasionante para cualquier jugador, si bien resulta idóneo, por sus dificultades, para pegadores experimentados.

Las calles de este recorrido, que llega hasta la misma playa, son estrechas y bien protegidas por árboles de gran porte que, además de proporcionar una grata sombra en verano, obligan al jugador a precisar sus golpes.

Entre los hoyos más destacables de Guadalmina Sur se podrían citar el 6, el 7, el 11 y el 13.

El 6 es el primer par 5, mide 508 metros desde amarillas y es el hoyo más largo del campo. Hay un pequeño chiringuito, con comida y bebida para el camino, cuidadosamente situado al lado del tee. Aunque existe una amplia calle por delante, un drive con slice volará sobre la valla que se extiende por el lado derecho. La calle parece seguir y seguir y, aunque hay un gran y peligroso búnker a la izquierda, es preferible acabar en él que en lado opuesto, donde hay un riesgo constante. El green es largo pero estrecho y no permite margen de error por la derecha, ya que la bola acabaría cayendo en un obstáculo. Un macizo de árboles en la parte trasera podría hacer muy difícil el approach, mientras que habrá que ser muy preciso para salir de cualquiera de los dos bunkers que hay a la izquierda. Aunque la primera parte de este hoyo es muy recta, el approach a green decidirá si el número que escribamos en la tarjeta será una buena o una horrible puntuación. Es un magnífico hoyo que pondrá a prueba tanto los nervios como la precisión incluso de los golfistas de handicap bajo.

El 7 es otro par 5, aunque algo más corto que el anterior: mide 433 metros. El drive es a través de una avenida de árboles hacia una calle un poco más estrecha que sus predecesoras. Los grandes pegadores debe tener cuidado para evitar un gran bunker a la derecha a unos 230 metros. A unos 80 metros del green hay un búnker en forma de plátano en la mitad derecha de la calle, mientras que otro mar de arena se esconde detrás. El ondulado green, que tiene una parte plana en la parte delantera y luego cae antes de remontar de nuevo en la parte de atrás, tiene más arena, tanto a derecha como a izquierda.

El 11 es un fantástico par 3 y un auténtico recordatorio de la belleza de la zona. El tee se encuentra al lado de la playa y a sólo unos metros del mar. La sensación de paz y tranquilidad es total, pero hay que prestar mucha atención para superar este hoyo con una puntuación razonable. Desde el tee, la vista se dirige hacia la enorme cantidad de arena que hay entre el jugador y el green. Parece como si la playa se extendiera sobre el campo de golf. El green cae de izquierda a derecha, en la parte trasera derecha presenta todavía más arena, mientras que una bola que se pase de green probablemente terminará fuera de límites. A menos que el golpe desde el tee termine sobre la superficie de pateo, la posibilidad de hacer el par es remota.

El 13 es un par 4 corto en el que desde el tee lo primero que llama la atención es un lago, con patos, en la mitad izquierda de la calle a unos 160 metros de distancia. La seguridad nos aconseja utilizar un hierro desde el tee para quedarnos cortos ante el agua, ya que con más distancia hay que tener mucha precisión porque el obstáculo se come parte de la calle, lo que hace muy limitada la zona de aterrizaje en el lado derecho. La cascada rocosa que alimenta el lago se convierte en una bella estampa.

Uno queda plenamente satisfecho de su experiencia de juego en este muy bien cuidado campo de Guadalmina, un club dirigido desde hace muchos años de manera eficaz por Ignacio del Cuvillo.