"Éste es el viejo Tiger", dijo Bubba Watson, el último Chaqueta Verde y que jugó ayer con Tiger Woods en la primera ronda del US Open en San Francisco, que lidera, provisionalmente, Michael Thompson con -4. No incurrió en una mala posición, ninguno de sus disparos se escapó hacia el césped crecido que flanquea los fairways. Apenas mostró la tensión propia de alguien que disputaba un mayor tan exigente. Tiger, que ganó su último grande, precisamente el US Open, en 2008, jugó bajo par (-1) en el estresante Olympic Club. Solamente usó el 'driver' en tres hoyos y sus 69 golpes fueron como las líneas básicas del manual con el que el californiano se hizo prácticamente invencible años atrás. Con birdies consecutivos al cierre de su ronda, incluido un putt de unos 14 metros para embocar la pelota en el hoyo cinco, Woods entregó una tarjeta de 69 impactos, uno bajo par, con lo que abriga la esperanza de dejar atrás finalmente una sequía de cuatro años en los majors.

"Siento que tuve control de mi juego durante todo el día", expresó Woods. "Sólo me apegué a mi estrategia de juego y la ejecuté".

Bubba Watson y Phil Mickelson, sus compañeros de viaje hasta el viernes, mordieron el polvo de Tiger como antaño: Bubba firmó 8 arriba y Phil, también jugador zurdo, +6.

"El Tigre" dio una soberana lección a los dos mejores jugadores a zurdas del mundo.

La tabla figura comandada por el modesto Thompson, de 27 años, quien hizo más 'birdies' que nadie (siete) y solo 22 'putts'.

Thompson, el vigésimo noveno en su única experiencia anterior en un Open estadounidense (Torrey Pines, 2008), figura en cabeza, aunque el turno de tarde está aún por salir.

Además de Thompson y Tiger, sólo cuatro jugadores más bajaron el par, incluido el ex campeón del U.S. Open, el norirlandés Graeme McDowell, el inglés Justin Rose, y los americanos David Toms y Nick Watney, quien hizo un albatros en el par 5 del hoyo 17, embocando desde el fairway.

Los cuatro quedaron empatados en segundo lugar junto a Tiger en 1 bajo par, a tres golpes del líder.

El argentino Ángel Cabrera tuvo un gran comienzo, con dos birdies en los primeros tres hoyos, pero en una cancha exigente cometió luego cuatro bogeys y terminó firmando un 72, 2 sobre par en la jornada del jueves. De todas formas, quedó empatado en el puesto 23 y tendrá material para trabajar el viernes por la mañana cuando reinicie su campeonato.

El grupo compuesto por los tres mejores del mundo no tuvo una buena tarde. Apenas Lee Westwood pudo "zafar", con un 73, +3, que lo dejó empatado en el puesto 39 con varios jugadores, incluido el español Sergio García. El norirlandés Rory McIlroy, N°2 del mundo y defensor del título, y el inglés Luke Donald, líder del ranking mundial, registraron sendas rondas de 77 y 79 respectivamente en lo que fue un arranque para el olvido para ambos.

"Mi putter se enfrió hoy, de otro modo quizás hubiera podido conseguir un score más razonable", dijo Donald. "Pero este lugar es duro. Siento que se complicó mucho respecto al miércoles y no pegué los tiros cuando los necesitaba".

Colectivamente, los tres mejores del mundo firmaron un resultado combinado de 19 sobre par, y eso pareció sentarle bien al jefe de la USGA, Mike Davis.

"Tuvo la dificultad que queremos que un campo de campeonato tenga", dijo Davis. "Definitivamente fue una buena prueba de golf".

"Puso a prueba virtualmente cada parte del juego. Y creo que la clave estuvo en que el campo se puso un poco más firme respecto a las rondas de práctica. Nuestro equipo técnico del campo sintió que realmente necesitamos hidratar el campo si es que queremos sobrevivir a los próximos cuatro días".