¿Qué ocurre para que un día firmes 66 golpes y al siguiente 75 y al otro 77? Pues que estás jugando al golf. Ni más ni menos. Claro que no es lo mismo que lo haga un mindundi cualquiera a que el protagonista sea el aspirante a número uno del mundo en el torneo que le podría haber encaramado al trono del golf planetario. Fue una pena, pero John Rahm no salió bien parado de su primera asalto a la cima del golf mundial.

Tras sendas rondas de 68 y 66, llegó en el Farmer Insurance la primera de las debacles, los 75, rubricados para más inri con un doble bogey en el 18. Aún así, el de Barrika partía el domingo a cuatro golpes del líder, a una distancia que otras veces se le había antojada asequible. Sin ir más lejos, el año pasado en este mismo torneo había remontado una desventaja de tres y se había alzado con el triunfo.

Pero esta vez la diosa Fortuna le dio la espalda, y también su putter, que no apuntaba al hoyo como de costumbre. El particular via crucis de Rahm comenzó en el hoyo 3 y no terminó, en su primera etapa hasta que dejó atrás el 6. Cuatro bogeys seguidos y adiós a toda esperanza de luchar por el título.

Nuevo via crucis con bogeys en el 14, 15 y 17, y un suspiro de consolación, en forma de birdie, en el 18. Total, 77 golpes y un descenso de doce posiciones en la jornada, hasta la vigésimo novena. Y problema añadido, si hubiera quedado entre los dieciséis primeros podría optar esta semana de nuevo a convertirse en el segundo español, tras Seve, en coronarse número uno del mundo. Habrá que esperar, y confiar en Rahm.

El que no estuvo mal en su esperada reaparición en un torneo oficial fue Tiger Woods. Aunque no hiló muy fino en tiros largos, desde tee, se manejó muy bien en las distancias cortas y acabó clasificado en el puesto vigésimo tercero, con un global de 3 bajo par.

El triunfo, por cierto, se dirime hoy porque el desempate de ayer entre el australiano Jason Day y el sueco Alex Noren se tuvo que suspender por falta de luz.