Si queremos lograr un swing consistente y constante, debemos saber que la estabilidad juega un papel imprescindible. Si no tienes la estabilidad y control motor suficientes para transferir de manera eficiente la energía, será imposible generar velocidad y una adecuada rotación (giro o desgiro), ya que la estabilidad y la rotación van de la mano, junto con la movilidad. Es muy común ver en golfistas que no tienen buena estabilidad cometer errores técnicos en el backswing o downswing y a su vez tienen dificultades para mantenerse estables tras golpear la bola. Imaginaos golpear la bola encima de una tabla de surf: difícilmente lograremos un swing consistente y potente, ya que nuestro cuerpo necesitará compensar y, por lo tanto, gastar energía para poder estabilizar al cuerpo. Por otro lado, tener una buena estabilidad no sólo mejorará tu swing de golf sino que también te ayudará a prevenir lesiones. Una falta de estabilidad central, por ejemplo, puede llevar a contraer dolores o lesiones en la espalda. Así que, si quieres conseguir mayor potencia en tu swing y a su vez prevenir lesiones, mejora tu estabilidad con un componente de rotación y anti rotación. A continuación os muestro algunos ejercicios que ponen a prueba la estabilidad, pero recordad que son solo ejemplos, ya que los mismos deben ser seleccionados según características de cada golfista.
Ejercicio 1 De pie, extender los brazos por encima de la cabeza cogiendo una goma elástica o polea situada por encima de la misma (mano más cercana a la goma o polea por debajo). Desde esa posición, realizar una inclinación lateral de torso y regresar a la posición inicial. Flexionar un poco las rodillas. Repetir el otro lado.
Ejercicio 2 Colocarse de frente a la barra y desde posición de lunge llevar la barra con la pelota hacia un lado (rotación de torso). Al extender las piernas, llevar la barra al frente y a la vez elevar la pierna que estaba retrasada. Mirada siempre al frente. Cambiar de pierna y lado de rotación.
Ejercicio 3 Ponerse de lado a una polea o goma elástica colocada a la altura del pecho y extender brazos extendidos al frente. Desde allí realizar una sentadilla lateral (foto), regresar y al hacerlo elevar a unos 90 grados la pierna de afuera (la que hace la sentadilla) intentando mantener el cuerpo lo más estable posible. Mantener siempre las manos y agarre en el centro del pecho.