Difícilmente podría haber habido entonces un campeón más popular que Mickelson. Conocido hasta ese momento como “el mejor jugador en no haber ganado un major”, el zurdo californiano de San Diego había disputado 46 majors sin ponerle su nombre a uno de los premios más grandes del golf… Hasta que llegó el Masters de Augusta de 2004.

Un birdie desde seis metros en el 18 ponía el broche final a una larga espera en pos de un grande y a un emocionante duelo en los últimos nueve hoyos con el sudrafricano Ernie Els, que había terminado veinte minutos antes su actuación y esperaba expectante el desarrollo de los acontecimientos.

Mickelson, que partía el domingo de colíder con su compatriota Chris DiMarco, no estaba dispuesto a dejar escapar esta vez el triunfo, aunque sufrió lo suyo en la primera vuelta, sobre todo después de haberse anotado tres bogeys en cuatro hoyos y ver cómo Els le adelantaba en el hoyo 8 gracias a un eagle. No se amilanó sin embargo el californiano y afinó el putter de tal manera que embocó cinco birdies en los últimos siete hoyos, superando al final a Els por un sólo golpe.

Se acabó la horrible racha de 46 participaciones en los torneos del Grand Slam sin un solo triunfo. Se acabaron las dudas sobre el juego de Mickelson y si era capaz de soportar la tensión de un torneo mayor.

Jugó espectacularmente hasta el final, con dos birdies en los últimos tres hoyos para 69 golpes, 3 bajo par, y un triunfo de un golpe sobre Els.

El putt rodó hacia el fondo del hoyo 18, desatando los vítores de la muchedumbre. Mickelson pegó un salto y elevó los puños, y besó la bola cuando la sacó del hoyo.

“¡Dios mío!”, dijo el campeón mientras salía del terreno de juego y corría hacia los brazos de su esposa y sus tres hijos.

Els estuvo impecable, haciendo dos eagles en una ronda de 67 que parecía suficiente para darle la codiciada chaqueta verde. Pero Mickelson mostró más determinación que nunca.

El zurdo de San Diego hizo tres birdies consecutivos para seguir en la pelea, alcanzó a su rival con birdie desde cinco metros en el hoyo 16 y luego se adueñó del escenario en el 18.

Pese a haber estado my cerca de ganar títulos de Grand Slam, Mickelson nunca había llegado al hoyo final con ventaja. Nunca tuvo la última palabra. Pero ese domingo 11 de abril de 2004 el mejor jugador que nunca había ganado un grande se negó a dejar escapar sus oportunidades.

El coreano K.J. Choi (69) terminó tercero (a tres golpes del campeón), en una ronda en que embocó eagle con hierro 5 desde 200 metros en el 11, par 4. Además de los dos mencionados eagles de Els, ese emocionante día registró dos hoyos en uno en el 16, los de Padraig Harrington y Kirk Triplett. El todavía apodado “El Niño” Sergio García (24 años entonces) lograba la cuarta posición, empatado con Bernhard Langer, tras una espléndida última ronda de 66 golpes.

“Haber tenido un camino tan difícil para ganar mi primer major lo hace mucho más dulce. Cuando finalmente logras ese objetivo, cuanto más dura la lucha, mayor es la recompensa”, dijo Mickelson.

Tras aquel memorable triunfo, Mickelson, que atesora 44 triunfos en el PGA Tour,  volvió a enfundarse la chaqueta verde en otras dos ocasiones (2006 y 2010), ganó el PGA Championship de 2005 y el Open Británico de 2013. Su espina la mantiene clavada en el otro grande, el US Open, donde hasta el momento ha quedado seis veces segundo.