El Masters de 1978 fue el escenario de una de las victorias más extraordinarias del vetusto y venerable torneo, que en aquella ocasión cumplía su 44 aniversario. Y lo fue porque Gary Player protagonizó una de las remontadas más asombrosas que se conocen en un grande. El Caballero de Negro partía el último día a siete golpes de la cabeza –el estadounidense Hubert Green–, con nueve jugadores por delante en el marcador y empatado con otros cuatro, entre ellos Seve Ballesteros.

En aquella época dorada del golf, además del sudafricano y el español estaban disputando el Masters otras grandes figuras legendarias como Jack Nicklaus, Tom Watson y Arnold Palmer, por citar solo algunas. Entre estos tres últimos sumaban diez victorias en el torneo, con cinco del Oso Dorado, cuatro de El Rey y una de Watson, precisamente la del año anterior, por lo que partía como defensor del título.

Player, de 42 años entonces, había ganado ese grande en dos ocasiones, 1961 y 1974, y llegaba al Augusta National en plena forma. El primer día firmó el par del campo, y compartió la octava plaza empatado con Nicklaus, a cuatro golpes del líder, el norteamericano John Schlee.

El segundo día Player repitió resultado y perdió unas cuantas posiciones, quedando a una distancia de cinco golpes de los colíderes Lee Trevino y Rod Funseth.

La tercera ronda le fue más propicia al Caballero de Negro y, con 69 golpes para un global de 3 bajo par, subió a la décima plaza, situándose a los citados siete golpes del entonces líder Green y a uno menos de Rod Fuseth y Tom Watson.

Y llegó el decisivo día, los 18 hoyos que decidirían quién se llevaría la gloria del Masters y los 45.000 dólares reservados para el campeón. Tras una primera vuelta buena pero nada especial, con tres birdies y un bogey, Player desplegó la magia de su mejor juego y encadenó sendos birdies en los hoyos 12 y 13, hizo otro tanto en el 15 y 16 y remató la faena con otro en el 18. Un segunda vuelta de 30 para un total de 64, 8 bajo par. Había embocado siete putts de entre 3 y 10 metros, y con sus -11 global tuvo que esperar cuarenta minutos en la casa club hasta que terminasen los partidos en juego.

Funseth embocó cinco birdies pero también dos bogeys. Tuvo los tres últimos hoyos para empatar a Player pero en ninguno fue capaz de anotarse un birdie.

Green empezó con mal pie, con bogey en el 1, aunque solventó el traspié con birdie a continuación. Otros dos bogeys y el mismo número de birdies, dejaban su marcador en -10 en el hoyo 14, y en el siguiente embocó un birdie que le igualaba con el Caballero de Negro, expectante en la casa club. Nuevo retroceso por bogey en el 16 y pares en los dos restantes. Player se libraba de otro contendiente.

Watson solo había cosechado un birdie en los primeros doce hoyos, pero en el 13 afinó bien la puntería y se anotó un eagle, colocándose con 10 bajo par. Erró en el siguiente, bogey, y se recuperó con sendos birdies en el 15 y 16. Empataba así a Player a -11. Hizo par en el siguiente hoyo, pero malogró su oportunidad de jugar un playoff al embocar bogey en el 18.

El Caballero de Negro ya tenía vía libre para enfundarse su tercera chaqueta verde.