Nick FaldoAl igual que antes lo hizo Ben Hogan, Nick Faldo ha dedicado toda su vida deportiva a la búsqueda de la excelencia con una enorme determinación. Más que cualquier otro jugador de su época, el inglés ha perseguido sin descanso el santo grial del golf, o sea, el control total de la bola. El swing que ha construido en esa persecución sin fin  no sólo lo ha mantenido a lo largo del tiempo, sino que sobresalió en los momentos más importantes del juego.

Entre 1987 y 1995, Faldo ganó seis grandes: tres Open británicos y tres Masters. A pesar de que cuenta con un total de 39 victorias en torneos de todo el mundo, incluidos seis en el PGA Tour, el Circuito Americano, el objetivo de Faldo siempre estuvo en los cuatro grandes: el Masters,  el US Open, Open Británico y US PGA Championship. Entre 1988 y 1993, Faldo siempre se clasificó entre los veinte primeros en los torneos del Grand Slam.

Faldo había basado su juego en la dedicación, la coherencia, el tempo y una de las mentes más competitivas vistas jamás en este deporte. A pesar de su altura y cuerpo atlético, con hombros anchos, Faldo nunca ha sido un jugador especialmente potente. La consistencia, el control de distancia y su desenvolvimiento en el campo son sus puntos fuertes. Su registro le convierte en posiblemente el mejor jugador de su altura o más alto en la historia del juego.

Cuatro de sus majors los ganó por un estrecho margen en duras batallas, ya sea por un solo golpe o en playoff, y a menudo después de haber acelerado desde atrás en el marcador. En el Open Británico de 1987, Faldo hizo 18 pares en la ronda final y salió victorioso cuando Paul Azinger se anotó sendos bogeys en los dos últimos hoyos. El Masters de 1989 lo ganó en playoff cuando Scott Hoch falló un putt de medio metro. Al año siguiente, Raymond Floyd pegó un golpe defectuoso en su approach al segundo hoyo extra en el desempate para darle la victoria a Faldo. En 1992 en Muirfield, Faldo perdió una ventaja de cinco golpes el domingo, pero se recuperó con birdies al final para ganar por un golpe su tercer Open Británico.

En el Masters de 1996, Faldo empezó el último día seis golpes por detrás de Greg Norman, pero firmó una impecable tarjeta de 67 que le dio la victoria. El triunfo más impresionante de Faldo en el G rand Slam fue el de 1990 en el Open Británico en St. Andrews. Dominó el Old Course con un juego deslumbrante y humilló al campo con un total de 270 golpes, 18 bajo par, ganando el torneo por un margen de cinco impactos.

Nacido el 18 de julio de 1957 en Welwyn Garden City, Inglaterra, Faldo tenía un versátil talento para los deportes y todas las características de un ciclista de primera clase. Después de que sus padres le compraran una bicicleta de carreras cuando tenía 12 años, el joven Faldo les dio un disgusto al  desmantelamelar completamente la máquina porque quería saber cómo funcionaba. Años más tarde, hizo lo mismo con su swing de golf. A los 14, Faldo se apuntó al golf después de ver el Masters de 1971 en la televisión. Uno de sus primeros profesores, Ian Connelly, le dijo: “Cuanto más fácil sea tu swing, mejores serán tus golpes”, consejo que ayudó mucho a su pupilo.

Faldo ganó 10 títulos en 1975 como amateur y se unió al Circuito Europeo la temporada siguiente. Durante los siguientes ocho años, mostró un excelente juego, empezando a ganar torneos y sentando las bases de su brillantez durante toda su carrera en la Ryder Cup. Pero Faldo parecía fallar en el crisol de los campeonatos más importantes, y esto no le cayó bien a su naturaleza perfeccionista.

En el Open Británico de 1983, en Birkdale, otra funesta ronda final convenció a Faldo de que si quería ganar majors tendría que revisar su swing. Se hizo con los servicios del entrenador David Leadbetter en 1984. Durante los siguientes tres años registró malos resultados como consecuencia de asumir un arrieesgado cambio de swing  a mitad de su carrera. Pero el swing que surgió, que hacía hincapié en los grandes músculos del cuerpo de conformidad con el principio primordial de Leadbetter de que “el perro mueve la cola”, fue más sólido, más reproducible y fiable. La victoria de Faldo en Muirfield en 1987 fue la validación de ese cambio, así como los otros cinco grandes que conquistó más tarde.

El 13 de junio de 2009, después de seis majors, 39 victorias en todo el mundo y 11 Ryder Cups consecutivas, Faldo, que forma parte del Salón Mundial de la Fama del Golf desde 1998, obtuvo el título de Sir o Caballero.