Llega a la cita en el horario por él sugerido (de amplio espectro: entre las doce y la una) tras haber cumplido su rutina diaria de ejercicios en el gimnasio. Pide en el bar un agua con gas y un café solo y, cuando vamos a comenzar la entrevista, el director de la Escuela de Golf Miguel Ángel Jiménez le reclama un par de minutos para tratar algún asunto del negocio. Cuando regresa, la bebida caliente se le ha enfriado y la fría habrá elevado ligeramente su temperatura. Tampoco ha sido excesiva la demora.

El sol calienta sin modestia el día y algunas nubes irreverentes cercenan sus rayos de vez en cuando. El campo de prácticas y los nueve hoyos están a rebosar de jugadores que disfrutan de su ocio en manga corta. Dos de sus hermanos están pegando bolas y hay otros dos deambulando por las instalaciones.

Uno de ellos, el que vive en Canarias y tiene un taller de chapa y pintura, es quien le enseñó el oficio de mecánico de coches cuando Miguel Ángel era un adolescente. antes de que el golf cincelara su vida. Más tarde aparece su hijo pequeño, Víctor, que pronto reanudará sus clases en la Universidad de Florida, en cuyo equipo de golf juega y madura sus sueños.

Es 27 de diciembre y, con el calor que hace, no parece que estemos en fechas navideñas, no. El golfista más interesante del mundo, tal como lo adjetivó hace años la prensa estadounidense, no se siente cómodo con las entrevistas y pregunta si son muchas las preguntas. Da un sorbo al café, otro al botellín de agua. Empezamos.

–Cuáles son tus planes deportivos para 2018, tienes ya confeccionado tu calendario de torneos?

–Va a ser como la anterior: voy a jugar el 90 por ciento de los torneos en América, el Champions Tour, y el resto serán algunas incursiones en el Circuito Europeo. Todavía me siento con ganas y pienso que tengo cualidades para poder seguir dando batalla para ganar un torneo.

–Langer, 60 años y la temporada pasada cosechó en el Champions Tour siete victorias, dos segundos puestos, tres terceros, 16 top 10… ¿Qué le pasa a este hombre?

–Es un jugador impresionante. Se mantiene en forma y está jugando igual que en los últimos cuarenta años. Tiene un control de juego absoluto y por eso está ahí.

–Segundo en el US Open de 2000, tercero en el Open Británico de 2001, cuarto en el Masters de Augusta de 2014… ¿Llegaste a sentir alguna vez que tenías un grande al alcance de la mano?

–Sí. Lo que pasa que esto es el golf y todos competimos y ganar es siempre difícil en cualquier sitio y circunstancias. Al final, el que más centrado va con la mente es el que consigue el triunfo.

–Spieth, Rahm, Justin Thomas, Matsumaya, Koepka… los jóvenes veinteañeros vienen pegando muy fuerte. ¿Cada vez hay menos espacio para los veteranos en los grandes Circuitos?

–Espacio sí hay para los veteranos, pero es lógico que la juventud venga apretando porque han aprendido de todos los veteranos que están ahí y tienen las mismas cualidades.

–¿Había tantos jóvenes triunfando a ese nivel cuando empezaste en el Tour Europeo?

–Quizá no tanta gente, pero estaban Severiano Ballesteros, Olazábal, salió Sergio… siempre ha habido algunos jugadores que han destacado desde muy jóvenes,. quizá no en tanta cantidad como la que tenemos ahora, pero siempre ha habido jóvenes que han despuntado, en cada generación siempre ha habido alguno.

–En la entrega de los Premios del Golf Andaluz dijiste que tú eras el último de la generación de los golfistas españoles que triunfaron y que en su día empezaron como caddies: Seve, Cañizares, Piñero… ¿Se nota o notaba de alguna forma esa diferencia entre los que os iniciasteis así en el mundo del golf y los que ya empezaron a salir del terreno amateur como Olazábal y los que le siguieron?

–Era distinto. Nosotros no podíamos jugar los campeonatos porque no podíamos ser amateurs. Los caddies eran caddies y podían jugar torneos para aspirantes a profesionales. Cuando eras caddie jugador pasabas a aspirante profesional y de ahí, haciendo tus vueltas al año y tus exámenes y tal, te hacías profesional. Había demanda de profesionales en España, y el mundo profesional se nutría del caddie porque no tenía de otro sitio. Entonces el golf era muy exclusivo, elitista o como quieran llamarlo –menos mal que ya no lo es tanto, es más asequible a la gente–. Yo fue el último de aquella generación de caddies, y de la nueva generación de jugadores que venían del mundo amateur el primero fue Olazábal. Hoy día ya todo el mundo viene de ahí. Esa diferencia que había antes entre los jugadores que tenían poder adquisitivo y los que no ya no se da.

–¿Se notaba algún tipo de discriminación entre los que venían del mundo amateur y los que habíais sido caddies?, ¿había clasismo?

–Se marcaba la diferencia, y eso por fin dejó de existir.

–Está temporada cumplirás 30 años en el Tour Europeo. ¿Qué es lo que más ha cambiado, para bien y para mal, en estas tres décadas en el Circuito?

–Todo se ha profesionalizado mucho más. Cuando yo empecé no había coches de cortesía, no había bolas en el tee de prácticas como hay ahora, toda la infraestructura, hoteles oficiales… Ahora hay un organigrama que se encarga de que todo esté bien organizado para que los jugadores sólo se centren en jugar y no se preocupen de nada más. Hay seguimiento de los campos, de los greenes, cuidan de que haya un estándar de calidad para cada torneo en todos los aspectos. Con el tiempo se ha ido mejorando e invirtiendo más porque se ha visto que esto es un deporte que atrae a mucha gente y ven positivo estar ahí.

–¿Cuál ha sido el momento más emotivo de tu carrera deportiva?

–Todos los triunfos son buenos, todos. No voy a decir que uno es mejor que otro, aunque evidentemente cuando gané aquí en el Parador (en Málaga) el Turespaña Masters Open de Andalucía en el 99 fue muy emocionante porque fue a dos kilómetros de donde nací y en donde me crié y estaban todos mis amigos. Ese año gané en Montecastillo el Volvo Masters (único español en ganar ese torneo), gané en Wentworth… Mi primer torneo lo gané en el Open de Bélgica en 1992 jugando el último día con Nick Faldo, que estaba entonces en pleno apogeo de su carrera (ese año ganaría su quinto Grande)… Ha habido muchos momentos buenos en mi carrera. Algunos triunfos te han dado más dinero que otros, y eso es normal porque unos tienen más premios que otros, pero lo importante es que ganar te hace sentir bien y te motiva, y lo hace además en distintas etapas de tu vida.

–Has jugado y/o convivido con los más golfistas más grandes del mundo, desde Jack Nicklaus, hasta Arnold Palmer o Gary Player, pasando por Tiger Woods o Seve Ballesteros. ¿Quién te ha causado una impresión más honda tanto en el plano deportivo como en el humano?

–Seve y Tiger. Con Nicklaus, con Player o con Palmer, cuando he jugado con ellos la verdad es que ya no estaban en sus mejores momentos de juego, pero sí he jugado con Ballesteros y con Tiger cuando sí lo estaban y son los que más me han impresionado.

–Tiger parece que está dispuesto a volver a la carga y no lo hizo nada mal en su última y reciente aparición. ¿Crees que tiene alguna posibilidad de volver a exhibir su inmenso talento y hacerse un hueco entre los grandes?

–Yo creo que sí. Si hay alguien que después de lo que le ha pasado tiene algunas posibilidades, es él; eso seguro. Todas las operaciones que ha tenido en su rodilla y su espalda y luego la competencia que tiene, porque él ha sido el espejo en que se ha reflejado toda la juventud que viene ahora mismo, preparada físicamente como atletas… La verdad es que Tiger ha sido el repulsivo del golf moderno. Gracias a él y a cómo se ha movido por todo el mundo, jugando en todos los sitios, se ha promovido el golf de forma impresionante en todos los aspectos. Se le debe mucho, y es el jugador que por carácter y por talento es el único que podría volver otra vez arriba después de todo lo que ha tenido que pasar. Vi unas imágenes suyas en el torneo que jugó en Bahamas y el swing que está haciendo y la velocidad que le imprimía al swing denota que la espalda la tiene bien ya, como años atrás. Y esperemos que Tiger vuelva porque, sin restar mérito a estos jugadores que vienen ahora, que son muy buenos, impresionantes, Tiger es Tiger y todavía marca una diferencia con respecto a los demás. La verdad es que no me gusta hacer comparaciones, pero Tiger es único.

–¿Quién ha sido mejor: Tiger o Nicklaus?

–Ya digo que no me gusta comparar. Son tiempos diferentes y cada uno ha marcado una época, como lo hizo Severiano.

–Y entre los nuevos, ¿quién crees que podría marcar una nueva época?

–Tenemos a Rory, tenemos a Jordan Spieth, que son los que más se decantan en ese sentid, pero vamos a ver lo que pasa.

–¿Y qué me dices de Jon Rahm?

–Está empezando ahora mismo y tiene un potencial escandaloso, escandalosamente bueno. Tiene ahora 23 años, en su primer año ha ganado en los dos circuitos (Americano y Europeo) y qué vamos a decir de él: simplemente que siga subiendo la escalera como lo ha hecho y vamos a tener Jon Rahm para rato y esperemos que sea un jugador que tenga el carisma de estos grandes jugadores de los que estamos hablando.

–El año de Sergio García tampoco ha estado nada mal…

–Sergio llevaba llamando a la puerta de un major hace ya muchos años y ya le tocaba. Mickelson ganó el primero con 37 año y lleva ya cinco.

–Hablando de edades, ostestas el récord de jugador de más edad en ganar un torneo del Circuito Europeo, con 50 años (Open de España de 2004). ¿Cómo viviste aquello?

–Pues bien. Por eso digo que sigo compitiendo en el Circuito Europeo algunos torneos, no como antes, ahora de forma más tranquila, pero todavía me sigo viendo con posibilidades y trabajo para ello, y en el momento en que yo vea que no puedo competir a un nivel con posibilidades de ganar en el Circuito Europeo, entonces diré se acabó, ya no juego más en este Circuito. Eso está clarísimo, y esto va a llegar, está llegando despacito, pero está llegando. 

–Y el futuro de la saga Jiménez en el golf, ¿cómo lo ves con tus hijos Víctor y Miguel Ángel?

–Son muchachos que tienen posibilidades, y lo importante es que están muy bien centrados. En el juego del golf, el 80 por ciento es el coco, la cabeza. El resto, si trabajas bien, es tener paciencia y perseverancia, que es lo más importante.

–¿Has pensado alguna vez, en algún momento malo que hayas tenido, en colgar los palos definitivamente?

–No, todavía no. No, porque además no sé hacer otra cosa en mi vida y lo que hago es lo que me gusta.

–¿Cómo te va en tu faceta de diseñador de campos?

–Está todo muy parado. Tengo un diseño realizado en la República Checa y estoy con un proyecto que no acaba de avanzar en República Dominicana. Si hay alguien interesado, ahí estoy, pero yo me dedico a competir y no a buscar dónde se va hacer un campo de golf, y posiblemente por eso estoy un poco desconectado en el sector.

–A ti que tanto te gustan los buenos coches, ¿qué superdeportivo le pedirías a los Reyes Magos?

–Ninguno. Tengo el Ferrari y ahora mismo estoy con un coche de alquiler. Y es que casi no estoy aquí (en Málaga), vengo de vez en cuando a ver a mis hermanos y ver cómo va esto (su escuela de golf de Torremolinos), paso el año compitiendo por el mundo y vivo ahora en Austria (el país de su esposa), así que no merece la pena tener un coche para que esté todo el día aparcado y parado.