Había estado en Arcos Gardens hacía algunos años, cuando apenas habían abierto sus primeros nueve hoyos y no había comenzado el cuidadísimo desarrollo inmobiliario que ya empieza a verse.

Tenía ganas de conocer el campo y de jugarlo, porque todos los que lo han hecho me hablan muy bien de él. Situado a poco más de tres kilómetros del precioso pueblo de Arcos de la Frontera y a unos veintitantos de Jerez, este resort impresiona al llegar porque supera las expectativas.... La entrada, su magnífica casa club, inaugurada hace menos de un año, la uniformidad arquitectónica de estilo andaluz del complejo, el ambiente de relax y elegancia que se respira... todo te envuelve de inmediato y te predispone a pasar un buen día, o más si se opta por alojarse en el renovado cortijo-hotel del club o en cualquiera de las villas o adosados disponibles.

El campo fue diseñado por la prestigiosa compañía norteamericana Landmark, creadora por ejemplo del PGA  West, Palm Beach Polo y el Ocena Course en Kiawah Island.

Cuenta además el complejo con una gran y cuidada zona de prácticas que es utilizada por la Federación Sueca de Golf, la Federación Inglesa y otras como sede de sus entrenamientos oficiales de invierno. Son muchos también los jugadores del Tour que se ‘aíslan’ aquí para entrenar y practicar. No me extraña.

Por aquí han pasado recientemente Peter Hanson, Johan Edfors, Mikko Ilonen, Joakim Haeggman, etc. “Aquí están tranquilos y pueden concentrarse plenamente en su trabajo”, me dice Ana Rodríguez Lara, comercial del resort, que me recibió a mi llegada y me facilitó mi breve estancia en Arcos Gardens. También tuve la ocasión de saludar a Ashley Northridge, el director, que pilota todo esto con maestría.

Los greenes de este campo son, en general, grandes, muy movidos y rápidos. Es en ellos, sobre todo, donde el diseñador ha pretendido complicar un poco la vida al jugador, porque las calles son muy amplias y difíciles de fallar.

Casi todos los hoyos cuentan con cinco posiciones de salida para, dependiendo de las circunstancias, suavizar o dificultar el recorrido. Apenas hay rough, pero, eso sí, abundan los bunkers.

Como el campo se hizo en un antiguo olivar, las calles están delimitadas por olivos, que sólo entran en juego si el golpe es realmente malo. Tampoco las casas ya construidas aquí inciden en nada, puesto que están los suficientemente alejadas como para molestar.

El viento de Levante, que con frecuencia sopla, hace que dos o tres hoyos se hagan muy largos porque pega de frente en ellos. Es entonces cuando se puede jugar con las posiciones de bandera y de salida para contrarrestar ese hándicap o para acentuarlo si se quiere.

El agua, tres lagos, en los hoyos 6, 16 y 18, y un riachuelo que bordea el 7 y atraviesa el 9, no aumenta la dificultad de este campo, porque apenas influye, salvo en el 18, en el que un gran lago bordea la calle por la izquierda desde la caída de drive hasta la parte posterior del green.

El día que visité Arcos Gardens era soleado y el azul nítido del cielo hacía aumentar la intensidad de la luz hasta hacerla parecer casi irreal. Desde la casa club, el recorrido se aparecía magnífico y en perfecto estado de mantenimiento. Después comprobaría que es así.

El greenkeeper, Lorenzo Basco, con el que me había citado para jugar, se mostraba orgulloso de su trabajo y, por supuesto, de los resultados conseguidos, que hacen que este campo goce de un merecido prestigio y guste tanto a todos los que lo juegan.

Para comenzar el recorrido, el hoyo 1, un par 4 de 305 metros desde barras amarillas (siempre a partir de ahora las distancias serán desde esos tees) nos propone un ligero dogleg a la derecha. No es una calle complicada, pero un bunker nos espera a la caída de drive también a la derecha. Si se quiere arriesgar, hay que apoyarse en la izquierda. Si no, hay que quedarse corto del bunker y desde ahí nos faltarán unos 120 metros a un green muy movido y protegido por dos bunkers en su izquierda.

El hoyo 2 es un par 3 corto, de 126 metros, con el green más bajo que el tee. La única dificultad está en pasarse por la derecha, porque ahí se encuentra un gran desnivel y recuperar se complica.

El hoyo 3 es un par 4 de 328 metros bastante recto, aunque hace un ligerísimo dogleg a la izquierda. Un gran árbol en esa zona de la calle dificulta el segundo golpe si te quedas corto, y si te apoyas mucho en la derecha hay dos bunkers esperándote. El tiro a green está muy influenciado por el gran bunker que recorre toda la parte izquierda de este green estrecho y largo.

El hoyo 4 es el primer par 5 del recorrido y mide 438 metros cuesta arriba. Hay un bunker en medio de la calle, justo en la caída de drive, al que no es fácil llegar. Lo mejor aquí es no jugársela y llegar de tres a green: drive, madera 3 o 5 y un wedge, como mucho. El par es un magnífico resultado.

El hoyo 5, par 4 de 352 metros, suele estar influenciado por el viento de Levante, que sopla en contra. Se hace por eso bastante largo. Hay dos bunkers a la izquierda, justo a la caída de drive, que hay que tener muy en cuenta. Para el segundo golpe hay que calcular la pendiente hacia la derecha, por lo que debemos apoyarnos en la izquierda para que el bote no nos mande fuera la bola. Este green tiene mucha caída de izquierda a derecha.

El hoyo 6 es un par 3 de 137 metros y el primero del recorrido donde nos encontramos agua en la izquierda de la calle y del green. La posición difícil de la bandera es al fondo a la izquierda, lo que te obliga a tirar sobre el agua. Si se opta por apoyarse en la derecha, hay varios bunkers esperando. El piano en medio del green, si no se está en la plataforma correcta, complica mucho hacer dos putts.

El hoyo 7 es un par 4 cortito, de 267 metros. La mayor dificultad aquí está en el río que bordea la calle por la derecha porque es fácil caer en él. A la altura de la caída de drive nos aguardan dos bunkers a la izquierda. Por tanto, lo seguro es un hierro 3 o 4, lo que nos dejará un 9 máximo a green. Intentar llegar de uno a green puede acabar complicándonos el par porque sólo hay cinco o seis metros para entrar rodando y la gran pendiente que hay ahí de izquierda a derecha enviará la bola al arroyo.

Por contra, el hoyo 8, de 363 metros, se hace muy, muy largo, porque siempre el viento sopla en contra. El green está en alto y en la izquierda de la calle, por lo que no se ve desde la salida. Es grande y ancho, aunque con mucho movimiento por las tres plataformas que presenta. La calle hace dogleg a la izquierda, en subida, por lo que hay que apuntar a la derecha para conseguir un mejor ángulo de ataque al green. El segundo tiro, con viento, siempre va a ser muy largo. Éste es el hoyo más complicado de la primera vuelta.

El hoyo 9 es un estupendo par 5 de 467 metros. Un riachuelo atraviesa dos veces la calle. Si se da un buen drive es factible atacar de dos a green, puesto que la calle está en ligero descenso, pero es muy arriesgado. Lo más probable es acabar en el agua, a pesar de que aquí el viento de Levante lo tenemos detrás. Lo mejor es jugar un segundo golpe antes del arroyo y atacar al green con comodidad.

La segunda vuelta del recorrido comienza también con un hoyo que se hace largo por el viento en contra. El hoyo 10 es un par 4 de 346 metros muy protegido por bunkers en la caída de drive; y el green, con tres plataformas, se inclina de derecha a izquierda. El segundo tiro siempre será bastante largo, por lo que el par aquí es un éxito.

El hoyo 11 es un par 5 de 438 metros con ligero dogleg a la izquierda, donde la mayoría de los jugadores necesitará tres golpes para llegar al green más pequeño del campo, con sutiles pendientes. Hay que evitar el bunker de la izquierda en la salida y los que hay alrededor del green.

El hoyo 12, par 4 de 363 metros, en ligera bajada, es uno de los pocos hoyos en los que se corre el riesgo de acabar fuera de límites. Dibuja un ligero dogleg a la derecha y el viento viene de cara. El green está muy protegido y tiene una gran pendiente desde el fondo a la parte delantera, con un piano justo en medio.

El hoyo 13, de 366 metros, cuesta arriba es el par 4 más largo del campo; no en vano, es el handicap 1. El viento suele soplar en contra. El green es muy, muy largo y presenta dos pianos. Llegar a él de dos es todo un logro.

El hoyo 14, por contra, es un par 4 cortito, de 281 metros, con dogleg a la izquierda. Este hoyo incita a sacar el drive para dejar un sand wedge, pero hay muchos bunkers al acecho. Lo mejor es quedarse corto con una madera 3 y luego dar un hierro 9. El green está muy en alto, con caída de atrás hacia adelante y protegido por la izquierda.

El hoyo 15 es un par 3 mediano, de 142 metros, muy bonito y también habitualmente afectado por el viento. El tee está en alto y la mayor dificultad está en el bunker de la derecha, que entra mucho en juego porque la caída va hacia él. Lo seguro es jugar hacia la izquierda de ese green grande y rápido.

El hoyo 16 es un par 5 de 492 metros con vistas espectaculares. La calle es amplia y en el tee hay que tomar un decisión: tirar o no a green de dos. Tres golpes no son complicados: drive, madera de calle, hierro medio y a green. Pero como tenemos el viento detrás podemos tener la tentación de intentarlo de dos. En ese caso, cuidado con los bunkers en la derecha y el agua en la izquierda. El green no tiene muchos problemas, por lo que dos putts, una vez en la plataforma, no son difíciles.

El hoyo 17 es un par 3 larguito, de 164 metros. No se ve la mitad del green por un talud de un bunker que hay en medio de la calle, lo que hace parecer que el green está más cerca de lo que realmente está. Éste tiene caídas de atrás hacia delante y hay dos bunkers que siempre entran en juego. La dificultad estriba en no llegar a green limpiamente.

Para acabar el recorrido, el hoyo 18 es uno de los pares 4 más largo, con 406 metros. El tee está ligeramente en alto y desde ahí la perspectiva es fantástica. Un gran lago recorre la calle por la izquierda desde la altura de caída de drive hasta la parte posterior del green. Se puede golpear el driver con decisión porque la calle es ancha. El mejor ángulo para atacar el green es situar la bola en la derecha. Desde ahí nos quedará un tiro largo a un green protegido por bunkers al fondo y agua por la izquierda. El green no tiene un movimiento excesivo. El problema del hoyo es la distancia.