En enero de hace 58 años, en 1962, el que se convertiría en el posiblemente mejor jugador de este deporte, Jack Nicklaus recibía su primer cheque por jugar un torneo con el status de profesional. Fue en el Open de Los Ángeles y tras haberlo finalizado empatado en el puesto 50 con otros dos jugadores.  La cifra, 33,33 dólares, no fue gran cosa, sobre todo comparada con la que se embolsó apenas unos meses después al ganar su primer torneo como profesional, nada menos que el US Open. Entró el Oso Dorado por la puerta más grande de este deporte, y su cuenta corriente aumentó por ese triunfo en 15.000 dólares.

El dinero, en este caso, era lo de menos: lo importante era su espectacular irrupción en el Olimpo de los dioses del golf. Tenía el debutante 22 años y era Jack Nicklaus. Y además su entrada fue triunfal, nada menos que venciendo en playoff al que parecía que iba a llevarse el título de calle: el mismísimo Arnold Palmer, The King.

El escenario de la extraordinaria primera victoria profesional de Nicklaus fue Oakmont Country Club, en Pensilvania, campo que se encontraba muy cerca de la casa de Palmer. The King, 32 años entonces, era ciertamente el auténtico monarca que reinaba en el golf estadounidense y mundial, y todo hacía presagiar que se daría un paseo militar por Oakmont en pos de la victoria, sobre todo porque ese año ya se había proclamado campeón del Open Británico y del Masters, además de ganar otros cinco torneos. Todo el mundo se apiadaba a priori del pobre Nicklaus ante la previsible paliza deportiva que le iba a inferir el sobrado Palmer. No en vano, El Rey ya le había dado una buena somanta al Oso Dorado en el Open de Phoenix ese mismo año, sacándole 12 golpes de ventaja, y eso que Nicklaus quedó segundo.

Pero, a pesar de que la parroquia golfística local estaba arropándolo con gran devoción y de que partía el último día con 2 golpes de ventaja, Arnold no pudo resistir el empuje de un Nicklaus que no se amilanó ante la presión de los espectadores más forofos y faltones y, tras firmar 69 golpes, enjuagó la ventaja para forzar un desempate, al que llegaron con un global de 283 impactos, 1 bajo par.

El playoff se disputaba entonces el lunes a 18 hoyos. Más de 10.000 espectadores jaleaban a Palmer y vociferaban contra Nicklaus, pero el Oso Dorado no perdió la concentración ni la magia de su juego y se puso 4 golpes por delante en sólo seis hoyos. El héroe local no se achantó y remontó el marcador hasta quedarse a un golpe de su rival, que finalmente amplió su ventaja a tres al firmar una ronda de 71 frente a los 74 de Palmer. Ahí se acabó la historia del US Open de 1962 y comenzaba la asombrosa carrera de triunfos del golfista que llegaría a sumar el mayor número de grandes de la historia. 

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EN CORTO

• Para Arnold Palmer, aquella derrota en Oakmont frente a Nicklaus fue el preludio de lo que le pasaría después en las siguientes ediciones del torneo: no volvió a ganar un US Open (sólo el de 1960) y quedó segundo cuatro veces en seis años.

• De los 150 jugadores que comenzaron a disputar el US Open de 1962, sólo 51 pasaron el corte, y entre ellos únicamente dos ganadores de ese grande: Gene Littler, defensor del título, y Arnold Palmer, vencedor en la edición de 1960.

• Aparte de los 15.000 dólares que conllevaba la victoria en el torneo, Nicklaus se embolsó otros 2.500 que le pagó la USGA  por las entradas que se vendieron el lunes del playoff. Palmer recibió también ese extra más 8.000 por quedar segundo.