Resulta difícil imaginar cómo un chico tan delgado puede llegar a pegar un drive de cerca de 400 metros, pero no se trata de una alucinación. El joven en cuestión se llama José Quilis, nació hace 21 años en el municipio malagueño de Alhaurín el Grande y ha sido nada menos que campeón europeo de Long Drive. Para quien no lo sepa, esta disciplina deportiva consiste en pegar el driver con toda tu alma y, sobre todo, muchísima técnica y tratar de superar a los rivales que intentarán de mandar su bola a una distancia aún más estratosférica que la tuya.

Este alegre y espigado joven andaluz, handicap 3 por más señas, empezó a jugar al golf a los 7 años de la mano de su padre en Alhaurín Golf.  Le hincó el diente el gusanillo y se convirtió en un ávido aficionado. Pasaron los años, creció el muchacho, se fue a Estados Unidos a estudiar bachillerato, jugó en el equipo de golf del instituto pero veía que los resultados deportivos que deseaba no llegaban y decidió dejar descansar los palos por un tiempo. Total, que regresó a su país  y, como el gusanillo le había inoculado su perenne veneno, empezó a interesarse de nuevo por el golf. En esas estaba practicando en el mencionado campo malagueño cuando un socio del club le invitó a probar un driver especial de los que se usan en las competiciones Long Drive. Y volvió a ilusionarse. “Pegué bastante largo y a partir de ahí le cogí el gustillo y me apasioné”, rememora.

Su primer torneo Long Drive lo disputó en Suecia en mayo del año pasado: un Campeonato de Europa en donde acabó en el puesto decimoctavo, con una marca de 347 yardas. Su debut le produjo “una sensación impresionante”.

Así es cómo lo define: “Yo el Long Drive lo veo como algo completamente diferente al golf, algo que te da muchísima adrenalina. Hasta que no lo experimentas alguna vez, es algo difícil de describir”.

Un campeonato de Long Drive es “muy divertido”, dice Quilis, “porque es uno contra uno y se interactúa mucho con el público, se juega muchísimo con la mentalidad de los otros jugadores”. Suelen competir entre treinta y cincuenta jugadores, que juegan eliminatorias uno contra otro en parejas establecidas por sorteo. Cada jugador pega ocho bolas en cada partido en un tiempo limitado a tres minutos.

“Es algo completamente distinto al golf porque estás con la música, estás interactuando con el público… es mucho más movido”, explica.

Llama la atención que un jugador tan delgado como Quilis consiga unas distancias tan considerables, cuando la imagen que se tiene de un pegador de Long Drive es la de un tipo fornido y muy musculoso. El ‘truco’ para mandar tan lejos la bola reside sobre todo en la velocidad y en la amplitud. “Yo considero que tener una buena amplitud de swing es muy importante. La cabeza del palo prácticamente me toca la pierna izquierda. Estamos rotando muchísimo más de cadera y llevando las manos muchísimo más atrás con respecto a un swing normal”.

Respecto a la fuerza muscular, Quilis dice que más importante que la potencia es poseer “una buena técnica, una buena amplitud y una buena velocidad, que se puede trabajar todo, y se puede pegar muy largo a la bola también”.

Su mejor distancia hasta el momento en un campeonato es de 424 yardas, en el German Long Drive, donde quedó segundo. Quilis ganó el primer evento del año del European Long Drive Games.

Los premios para el ganador de estos torneos en el Viejo Continente no están aún a la altura de los que se reparten en Estados Unidos. “Aquí en Europa no te puedes dedicar a tiempo completo a esto”, reconoce Quilis. Otra cosa es en Estados Unidos. “Allí es mucho más espectáculo, llevan ya desde 1976 y hay mucho dinero en premios. En Europa se puede ganar desde 1.000 hasta 6.000 euros, dependiendo del campeonato, y en América te puedes llevar perfectamente 15, 20, hasta 200, hasta 500.000 dólares”.

Las inscripciones para participar en una de estas competiciones no son baratas. “Son bastante caras”, reconoce Quilis. En los torneos europeos suelen rondar los 300 euros.

Visto los buenos resultados que ha cosechado hasta el momento, el joven malagueño se ha fijado unos objetivos “muy altos”. Quiere participar en el circuito mundial, el World Long Drive, que se disputa únicamente en escenarios de Estados Unidos, y” de hecho me veo muy bien allí este año y me gustaría, por supuesto”.

En España es una disciplina deportiva tan minoritaria que prácticamente se cuentan con los dedos de una mano y Quilis es el único representante de nuestro país que ha ganado una de las competiciones que se disputan en Europa. Dice que en Alemania hay una importante afición porque se ha promovido “de una manera eficiente” y se muestra convencido de que en Europa se va a producir pronto una eclosión de esta especialidad golfística.

Las competiciones de Long Drive no se disputan únicamente en campos de golf. “Se pueden hacer prácticamente en cualquier sitio”, explica Quilis, como pistas de carreras de caballos o campos de fútbol.

El entrenamiento de este golfista de Alhaurín el Grande no se centra en lograr fuerza muscular –“el tema del gimnasio no lo toco mucho”– sino más bien en la flexibilidad –practica pilates– y sobre todo trabaja en la velocidad del swing con los palos superspeed (varillas con un peso en uno de los extremos).

Los drivers que se utilizan en las competiciones Long Drive no tienen nada que ver con los que habituales del golf. “Son completamente distintos. Yo ahora mismo estoy jugando con el Callaway XR16, que es de 5 grados menos 1 de la varilla, 4, con una cuádruple X de palo y 48 pulgadas (122 centímetros) de largo.

Mientras entrena duro para conseguir sus sueños de hacerse una carrera golfística en Estados Unidos, Quilis trabaja en el negocio familiar, una frutería con productos ecológicos localizada en el Valle del Golf de Marbella, a espaldas de Puerto Banús. “Hay también que echar una mano en casa y ayudar en lo que se pueda”, señala.

Al ser preguntado sobre cuál es el récord mundial de Long Drive, dice que “es muy complicado sinceramente porque son tantas las variables que afectan a cada golpe que no se puede comparar un campeonato con otro: puede haber más viento, la calle estar más dura… pero creo que está sobre las quinientos y pico”.

Estudió en Estados Unidos el primero de bachiller, con 16 años, y estuvo jugando en un equipo de golf, “pero llegó un momento en que el golf me cansó, estaba poniendo mucho esfuerzo en ello y no obtenía unos resultados que a mí me satisficieran. Por eso estuve un tiempo apartado del golf y gracias al Long Drive he vuelto a recuperar el gusanillo y a ver si me puedo hacer también profesional para finales de este año, que es algo que me encantaría, aunque me gustaría también continuar con el Long Drive. Tener un buen drive lo veo como una ventaja. De hecho hace poco estuve jugando en Las Brisas (Marbella) y en un par 5 largo de más de 500 metros pegué drive y me quedé a 50 metros de green… me pilló viento a favor”.

Por si acaso no cuajan sus ilusiones en el mundo del golf, Quilis está cursando una carrera universitaria. Estaba estudiando Psicología en Santander, pero ha preferido retornar a la Costa del Sol por el clima más benigno, y ahora prosigue sus estudios a través la Universidad de Educación a Distancia (UNED) “a ver qué tal me va por ahí”.

Para que se hagan una idea de lo que se trae Quilis entre manos, basta echar un vistazo a los números que maneja en relación al jugador que ganaba en abril su decimoquinto grande. La velocidad media de swing del malagueño es de 155 millas por hora y la velocidad de bola, 208 mph. La actual de Tiger Woods es de 122 mph de swing y 190 de velocidad de bola.

En el campeonato del mundo. En septiembre de este año se fue a Estados Unidos a disputar el Campeonato del Mundo y, aunque fue eliminado en la primera ronda “por unos pocos metros”, adjetiva la experiencia como “impresionante”. Acudía a esa cita mundial, que reunía en Oklahoma a 96 participantes, merced a su segundo puesto en el ranking europeo final, tras la celebración del último torneo de la temporada, en Mallorca.

Para el 2020 tiene previsto compaginar las temporadas de Estados Unidos y Europa, yendo y viniendo de América al Viejo Continente entre torneo y torneo. Para mejorar su rendimiento con el driver, se ha puesto en manos de un entrenador inglés, Lee Cox. El único problema es que las clases son en Londres, por lo que Quilis se tiene que desplazar periódicamente a la capital británica.

Y si entre su trabajo a tiempo parcial en la tienda familiar, sus viajes de entrenamiento y las competiciones de Long Drive no tuviera bastante, ahora se ha embarcado en otra misión: hacerse golfista profesional. No sueña de momento con el European Tour, ni tan siquiera con el Challenge, pero… ¡quién sabe!  

.

EL RÉCORD DE LAS 459 YARDAS

El Campeonato Mundial de Long Drive ha coronado a docenas de campeones en los más de 40 años desde que la competición se disputó por primera vez, en 1976. Los ganadores del evento anual (en las divisiones Open, Masters y Femenino) reciben cada uno un cinturón de campeón muy parecido al de los campeones de boxeo.

Viendo los resultados de los campeones de Long Drive durante cuatro décadas se observa que tan sólo en la categoría masculina Open se ha conseguido superar varias veces las 400 yardas, la primera vez en 2003 (Clayton Burger, 402 yardas), y que la mayor distancia conseguida en una final mundial en esa división ha sido de 427 yardas, logradas por Tim Burke en 2013. El ganado de este año, Kyle Berkshire, ha vencido con un drive de 406 yardas. Sin embargo, la mayor distancia absoluta en un Mundial Long Drive la logró uno de los pegadores de la categoría Masters (más de 45 años), David Mobley en 2011, con 459 yardas. En la división femenina, el golpe que más distancia alcanzó fue el que ha pegado este año la campeona, Chloe Garner: 347 yardas. Los ganadores de la primera edición del Campeonato Mundial de Long Drive alcanzaron 307, 333 y 249 yardas en las divisiones Open, Masters y Femenina, respectivamente. Hay que reseñar que, mientras que la categoría Open data de 1976, la Masters no se introdujo hasta 1996 y la Femenina hasta el año 2000.