Comparten, con ocho triunfos cada uno, la sexta plaza en el ranking de ganadores de grandes. Son los estadounidenses Betsy Rawls y Tom Watson.

De todos los jugadores que batallaron contra Jack Nicklaus por la supremacía en el golf mundial, Thomas Sturges Watson, mundialmente conocido como Tom Watson, fue uno de los más serios rivales. Nacido en 1949 en Kansas City, Watson atesora un historial deportivo espectacular, en el que brillan sus 39 triunfos en el PGA Tour, incluidos dos Masters, dos US Open y cinco Open Británicos.

A partir de 1977, Watson ganó seis veces el título de Jugador del Año del PGA Tour y fue en ese circuito el número uno en ganancias en cinco ocasiones. Sin embargo, fueron sus victorias en sus duelos contra Nicklaus, 10 años mayor que él, las que le consolidaron como uno de los grandes golfistas de todos los tiempos.

El primero de esos sonoros triunfos llegó en el 1977 en el Masters de Augusta cuando Watson  contrarrestó con cuatro birdies en seis hoyos la ventaja de Nicklaus en la última ronda para acabar ganando por dos impactos. Cuatro meses más tarde, en el Open Británico en Turnberry los dos protagonizaron una de las más intensas y sostenidas batallas de mayor alto calibre en la historia de los majors. Empatados después de 36 hoyos, jugaron juntos las últimas dos rondas. Nicklaus registró 65 y 66 golpes, mientras que Watson se anotó sendas rondas de 65 y se llevó el gato al agua.

Luego, en 1982, Nicklaus, luchando por conseguir su quinto US Open, en Pebble Beach, perdió de nuevo el liderato frente al indomable Watson. Tom contratacó de nuevo en el tramo final del torneo y embocó un aclamado birdie en el hoyo 17 con un espectacular pitch desde un espeso rough, en uno de los mejores golpes vistos en la ronda final de un grande. En el 18 embocó de nuevo birdie y ganó el torneo por dos golpes de diferencia.

A Watson, desde su infancia, ya le gustaban toda clase de deportes y era además muy competitivo. Debido a su cara pecosa de niño bueno y a su instinto ‘asesino’ en el terreno de juego, en sus primeros tiempos de golfista fue apodado ‘Huckleberry Dillinger‘, por el travieso Huckleberry Finn y el atracador John Dillinger. Después de una buena pero no espectacular etapa juvenil, Watson asistió a la Universidad de Stanford, donde se graduó con una licenciatura en Psicología. Demostró por aquel entonces de forma ocasional sus buenas maneras golfísticas, aunque no mostró una deslumbrante brillantez como la que exhibiría poco tiempo después.

Pero una vez que Watson se unió al Circuito Norteamericano, el PGA Tour, puso de manifiesto su voluntad de sobresalir del resto. “Tom nunca toleraría una debilidad”, dijo Lanny Wadkins. “Iría al campo de prácticas y pegaría bolas hasta hasta que las cosas le salieran como quería”.

Sin embargo, Watson tuvo problemas para ganar a principios de su carrera. En el US Open de 1974 en Winged Foot, lideraba el torneo con un golpe de ventaja en la ronda final, pero acabó en quinta posición tras registrar un vuelta de 79. También  iba de líder tras 36 hoyos al año siguiente en Medinah, pero de nuevo terminó mal el torneo.  Watson comentaría posteriormente: “Perdiendo, he aprendido a ganar”. Y también aprendió de Byron Nelson, que más tarde se convirtió en su maestro y mentor.

En el Open Británico de 1975 en Carnoustie, Watson embocó birdie desde siete metros en el último hoyo del torneo y forzó así un playoff con Jack Newton,  a quien derrotó por un golpe en el playoff de 18 hoyos. Esta victoria iba a iniciar una suceción de éxito en el más antiguo de los majors,  donde mejor se reflejaba el  incansable carácter de un jugador como Watson. Tom ganó la famosa jarra de clarete del Open Británico cuatro veces más: en 1977, 1980, 1982 y 1983. “Tom tiene una profunda satisfacción ante la perspectiva de un gran reto”, dijo su amigo y ex presidente de la USGA Frank Tatum, quien destacó la “inusual inteligencia” de Watson.

Tom fue tanto un gran pegador como un habilidoso jugador de juego corto, siendo temido por su manejo del putter. En el green, era raro verle malograr una oportunidad de birdie.

Después de que sus años de gloria años terminasen con su último liderato en el ranking de ganancias en 1984, la magia de Watson con el putter fue declinando y sólo ganó tres veces desde entonces.

Su última victoria en el PGA Tour la protagonizó con 49 años, en 1998, en el MasterCard Colonial. Un año después empezó a jugar en el Champions Tour, el circuito senior de su país.

Watson fue nombrado Jugador del Año en 2003. Pero no todo fueron alegrías ese mismo año, ya que a su caddie de toda la vida, Bruce Edwards, le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica. Waton fundó entonces una organización para luchar contra esa enfermedad para la que donó un millón de dólares. Sólo durante 2003, Tom contribuyó a que las donaciones para esa dolencia y otras causas benéficas ascendieran a tres millones de dólares.

Watson ha ganado 14 torneos en el Champions Tour, incluyendo seis majors, y se ubicó primero en la lista de ganancias de 2003 y quinto en 2005. También se dedica al diseño de campos de golf, estando la mayoría de sus creaciones en Estados Unidos, aunque también ha realizado dos en Europa.

Uno de los hitos de la carrera de Watson ocurrió un par de meses antes de cumplir 60 años, en el Open Británico de 2009, torneo que lideró durante la mayor parte de las cuatro rondas y que perdió en un desempate a cuatro hoyos ante su compatriota Stewart Cink.

En 1988, Watson ingresó al Salón de la Fama del Golf Mundial. A sus 69 años, esta leyenda del golf continúa en plena forma, tanta que un torneo del Champions Tour que disputó el pasado mes de febrero quedó décimo,  con un global de 9 bajo par.

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BETSY RAWLS

No hay una mujer más respetada en el golf que Elizabeth Earle “Betsy” Rawls (1928, Spartanburg, Carolina del Sur). Las 55 victorias de su carrera la sitúan solo detrás Kathy Whitworth, Mickey Wright y Patty Berg, y comparte con Wright el récord de más U.S. Women‘s Open ganados, con cuatro. Rawls fue admirada por su excelencia en todos los niveles del juego.

La USGA no podría haber honrado a una persona más merecedora que Rawls cuando le otorgó en 1996 el Premio Bob Jones por su destacado servicio al golf. “Betsy siempre se ha comprometido con el trabajo y se ha dedicado a este deporte”, dijo Wright. “Solo puedo pensar en dos mujeres que han logrado tanto, no solo como jugadoras, sino también por sus contribuciones de por vida, y ellas son Betsy y Patty Berg”.

Rawls no blandió un palo de golf hasta que tuvo 17 años. Cuatro años más tarde, ganó el Texas Amateur de 1949, y en 1950 terminó segunda detrás de Babe Zaharias en el U.S. Women‘s Open. Después de graduarse por la Universidad de Texas, se hizo golfista profesional en 1951 y consiguió su primera victoria en el U.S. Women‘s Open.

Lideró el LPGA Tour en ganancias en 1952, ganó su segundo U.S. Women‘s Open en 1953 y su tercero en 1957. Su año más exitoso fue 1959, cuando ganó diez veces, incluyendo el LPGA Championship y el Western Open (uno de los majors de entonces), así como el Vare Trophy (media más baja de golpes por ronda durante toda la temporada). Su mayor emoción fue ganar el LPGA championship en 1969 porque había llegado a un punto en el que no estaba segura de poder volver a ganar.

“Pensé que iba a ser una ganadora y, a medida que avanzaba, ganar era cada vez más fácil”, dijo Rawls. “Era algo que esperaba hacer. Siempre jugué bien bajo presión porque no me molestaba, y por eso gané tantos torneos. No puedo atribuirme gran mérito por ello, pero podía actuar en situaciones tensas”.

Una de las rivales más duras de Rawls en los grandes fue Patty Berg, que quedó segunda en tres dos mejoras ganados por Betsy, si bien en dos les separaron seis golpes y en el otro sólo uno.

Cuando Rawls se unió al LPGA Tour, había unas 20 jugadoras y 20 torneos. Trabajó bajo el mandato de Zaharias como secretaria de la LPGA y encabezó el comité del torneo que preparaba los campos, redactó reglas, organizó los emparejamientos, mantuvo estadísticas e hizo la contabilidad. El resto del año lo empleó en promocionar con Patty Berg la firma Wilson Sporting Goods. Ambas harían más de 120 clinics al año, viajando en coche por el país.

Cuando se retiró de la alta competición, en 1975 a los 48 años, Rawls se convirtió en directora de torneos de LPGA Tour y más tarde asumió el cargo de directora ejecutiva del McDonald’s LPGA Championship. También formó parte del comité de reglas de la USGA. En 1980, se convirtió en la primera mujer en dirigir el U.S. Open masculino.

“Cualquiera que pueda ganarse la vida en el golf es alguien con suerte”, dijo Rawls. “Y encima recibir todos los beneficios que se me concedieron en el proceso... bueno, me hace sentir afortunada. Es más de lo que podría merecer “.