Todo empezó cuando al exitoso empresario Antonio Rubio le ofrecieron adquirir unas parcelas junto a un antiguo campo de golf en el municipio de Mijas. “Vine a verlas”, rememora, “y me gustó tanto el enclave y el entorno que les dije que les compraba las parcelas y el campo de golf, que llevaba ya mucho tiempo cerrado. Mi idea desde el principio era reabrir el campo”. Eso ocurría hace ahora diez años en El Chaparral, uno de los campos de golf más bonitos y peculiares de la Costa del Sol gracias al frondoso bosque de pinos canarios que lo envuelve. En algunos hoyos, rodeado por tamaña arboleda y ejemplares de elevadísimo porte, parece que uno esté jugando al golf en un campo de Canadá. Pero no, el Mediterráneo está a sólo unos centenares de metros, apenas tres minutos en coche. Desde la terraza de la casa club se divisa, tras una extensa masa arbórea, el mar y al fondo, en los días más claros, la costa africana.

Resulta curiosa la elección de Rubio, porque de golf no tenía la más remota idea. “Mi deporte siempre ha sido el tenis”, aclara. “Yo tuve la visión, una intuición, de que el golf era una inversión interesante y lo hice por eso y porque me encantó el sitio”, explica.

Desde el primer momento hizo todo lo posible para que el campo volviera a abrir, aunque enseguida surgieron inconvenientes: “Tuvimos algunos problemas burocráticos y algunas gestiones antiguas que resolver, pero al final conseguimos los permisos y pudimos abrir el campo con éxito y mucha expectación”.

Para recuperar el campo, prácticamente destruido debido a los años de abandono, contrató al prestigioso diseñador original del trazado, José Gancedo, que ‘resucitó’ el cadáver y le insufló una nueva y más esplendorosa vida.

“Hacer este campo”, asegura su propietario, “es una de mis grandes satisfacciones personales, y no sólo por el campo de golf en sí, sino por el personal que trabaja aquí, desde los que están al frente hasta el último empleado, porque están haciendo un trabajo excepcional del que me siento muy orgulloso. Y de Domingo (Gavira, director del club) qué voy a decir, que es un grandísimo profesional”.

En estos diez años desde su ‘renacimiento’, en El Chaparral se han hecho importantes inversiones encaminadas a mejorar las instalaciones existentes y ampliarlas con otras nuevas. ”Cuando llegamos aquí la casa club era una ruina”, ilustra Rubio, “y costó mucho dinero renovarla por completo”.

También se hizo el pro-shop y una nave de mantenimiento, y este año se ha renovado el parque de maquinaria, con la más moderna del mercado. Además se ha hecho un parking junto a la casa club, y la flota de buggys va a ser sustituida por una nueva, que llega el 1 de octubre. Para enero está prevista la reforma en profundidad de la tienda, que la llevará a cabo la empresa Holiday Golf. También se está trabajando en la implantación de un nuevo sistema de riego.

“Han sido inversiones muy grandes, pero los resultados son evidentes. El campo está en unas condiciones perfectas; ahora mismo está increíble”, dice, y añade que “para nosotros, Manuel Pantoja (consultor greenkeeper) es el alma mater de este campo, creo que es el mejor de España y lo está demostrando aquí”.

Sobre el recorrido de El Chaparral, Rubio alude a los comentarios que recibe de quienes lo juegan: “Cuando pregunto, la gente me dice: es difícil, ¡pero tan bonito!”.