¿Cómo es posible que un amateur de 22 años haga morder el polvo a los números uno, tres, cinco y seis del mundo en uno de los grandes torneos del año? Que se lo pregunten al fenómeno, el norteamericano Bryson DeChambeau, que superó a Jordan Spieth, Rory McIlroy y Henrik Stenson y Rickie Fowler en la jornada inaugural del Abu Dhabi HSBC Golf Championship (finales de febrero) con una insuperable ronda de 64 golpes que le colocaron como líder (acabaría el torneo en el puesto 54º).

Un intrigado McIlroy se asomó a la bolsa de Bryson y se quedó asombrado ante el set de palos que contenía. Y se llevó una sorpresa cuando vio aquellos ‘cacharros’ que parecían haber salido de un taller clandestino, por su artesanal aspecto.

DeChembau no es un desconocido. Ni mucho menos. Es el actual campeón amateur de Estados Unidos y quinto jugador en la historia en ganar el mismo año ese título y el de la NCAA (National Collegiate Athletic Association), uniendo así su nombre al de figuras de la talla de Jack Nicklaus, Phil Mickelson, Tiger Woods y Ryan Moore. Y el año pasado también dio la campanada cuando, compitiendo contra pros en el Masters de Australia, terminó segundo, por detrás de Peter Senior.

Bryson, hijo del que fuera uno de los mejores golfistas amateurs de California, dice que está haciendo una especie de pasantía antes de convertirse en profesional, lo que tiene previsto para después de jugar el Masters en abril, torneo al que está invitado por ser el vigente campeón del US Amateur. Será uno de los jugadores de los que más se hable en el Augusta National.

DeChambeau se define a sí mismo como "un científico del golf". Cursa último curso de la carrera de Física en la Universidad Metodista del Sur y, aparte de por sus excelentes resultados deportivos, se ha hecho famoso por haber desarrollado unos hierros únicos, esos que tanto fascinaron a McIlroy cuando jugaron juntos la tercera ronda en Abu Dhabi.

Son varios los revolucionarios cambios que el joven californiano ha aplicado a sus palos. Por ejemplo, cada uno de sus hierros, tanto da que sea un 3 que un wedge, mide lo mismo, 37,5 pulgadas, como un hierro 6. Y luego está la empuñadura, un grip de llamativo grosor que sujeta más usando las palmas de sus manos que sus dedos. Se parece más a la empuñadura de una raqueta que a la de un palo de golf.

Otra cosa: todo los hierros tienen el mismo ángulo de la varilla respecto a la cabeza del palo, muy cerrado, de forma que la varilla sale muy vertical de la cabeza del palo. Esa uniformidad condiciona también su swing, muy vertical.

“Funcionan muy bien”, dice Bryson de sus ‘extrañas criaturas’. “Me ayudan a mantener la misma postura, la misma posición, todo igual, y me dan un rendimiento bastante bueno”.

La idea de estos peculiares palos la sacó Bryson del libro “The Golfing Machine” (La Máquina del Golf), que Homer Kelly, un mecánico de aeronaves de Seattle, publicó en 1969 con su propio dinero.

Un profesor de golf californiano, Mike Schy, leyó el libro y le intrigó la teoría de Kelly sobre “la fuerza geométrica linealmente orientada” y el impacto que ésta podría tener sobre una bola de golf.

Bryson colaboró con su entrenador para refinar los palos y adaptarlos a su juego. “Es una larga historia, pero resumiendo elegí la variación de la máquina del golf que me permitiera hacer el swing en el mismo plano”, explica.

“Y entonces”, prosigue, “me di cuenta de que no podía hacerlo con un wedge y un hierro 3 porque conllevaría cambiar los movimientos de mi cuerpo. No tenía sentido, así que me dije: ¿por qué no los hacemos todos con el mismo ángulo y la misma medida?”.