Como en el golf, la vida a veces te sonríe con buenos golpes y a veces te abofetea con otros nefastos. Afortunadamente, a María Parra la diosa Fortuna le suele tratar de forma benévola, aunque también es cierto que en más de una ocasión le ha dejado en la estacada. Como el pasado diciembre cuando, por culpa de un burócrata de la embajada norteamericana en España, no obtuvo a tiempo el visado para entrar en Estados Unidos y malogró su oportunidad de poder revalidar su tarjeta para enrolarse de nuevo en el Circuito Americano Femenino, el LPGA Tour. O cuando, un año antes, no llegaron sus palos en el vuelo desde España la primera vez que se enfrentaba a la Escuela de Clasificación de aquel circuito. Por suerte, María pudo superar de forma sobresaliente el inesperado trance, que coincidió con su decimoctavo cumpleaños, y se convirtió en la única jugadora que lograba la misma temporada la tarjeta para jugar, en 2017, en los circuitos profesionales Americano y Europeo.

Al no haber podido acceder a la Escuela del PGA Tour por el incidente del visado, la gaditana de Guadiaro, que llegó a ser en 2016 la número dos del ranking mundial amateur, está este año enrolada en el Symetra Tour, el segundo circuito en el escalafón del golf femenino estadounidense. Si los resultados le son propicios esta temporada, podrá volver al PGA Tour en 2019.

En uno de los descansos de su calendario competitivo, a finales de mayo, María volvía a casa durante unos días para estar con la familia y amigos, aunque no descuidaba su preparación y, de la mano de su entrenador Juan Antonio Martín, acudía regularmente a ‘su’ Real Club de Golf Sotogrande.

Siempre con una sonrisa en el rostro, la joven de 20 años comentaba cómo está siendo su experiencia en el Symetra Tour. “Es un Tour muy bueno”, dice, “porque te da la posibilidad de volver al LPGA de nuevo y la verdad es que estoy bastante contenta porque últimamente estoy jugando muy bien y eso me da confianza”.

Comenta que existe un gran nivel de juego en el circuito porque muchas de sus integrantes son jugadoras que, como ella, no revalidaron la tarjeta del LPGA Tour que tenían la temporada anterior. “Los torneos se ganan con -15, con -20, lo que da idea del nivel”, apostilla.

LA TARJETA DEL LPGA TOUR

Las diez primeras del ranking del Symetra Tour al final de la temporada obtendrán la tarjeta para jugar al año siguiente en la división de honor del golf mundial, el LPGA Tour. Aunque hasta ahora no ha logrado buenos resultados, dice sentirse confiada en poder estar en ese ansiado top-10. “Sí, claro, llevamos seis torneos, pero todavía quedan por lo menos quince por delante, y con la confianza que tengo ahora en mi juego me veo capaz de lograrlo”.

Respecto a su vida en Estados Unidos, dice que se lleva muy bien con sus compatriotas en el Symetra, que acostumbra a viajar a los torneos con Nuria Iturrios y que normalmente encuentran alojamiento en casas que ceden los socios del campo donde se disputa el torneo –”nos ayudan bastante”– o bien alquilan por internet a través de Airbnb. El elevado gasto que suponen los desplazamientos, estancia y manutención durante la temporada lo puede soportar María gracias a sus patrocinadores, entre los que se encuentran el Real Club de Golf Sotogrande, Berenberg Bank, Fertiveria, JME Venture Capital y Callaway.

Refiriéndose al RCG Sotogrande, con el que empezó su relación deportiva hace ocho años, la jugadora gaditana asegura “para mí es el mejor club que hay y es un gran privilegio que me permitan entrenar aquí”.

A la hora de destacar algún aspecto del campo, comenta que “realmente no sabría decirte porque todo está muy bien: es una pasada”. También dedica elogios al campo de pares 3, que está siendo remodelado y que para ella le resulta “un sitio perfecto para entrenamiento”.

El campo del Real Club de Golf Sotogrande guarda muchas semejanzas acon los de Estados Unidos en los que María ha estado compitiendo desde el año pasado. “Me los recuerda especialmente porque es un campo difícil,  largo, con variedad de calles, con unas anchas y otras estrechas, la hierba… entrenar aquí es muy bueno para luego jugar en los campos de allí. Éste es uno de los mejores campos que yo he jugado”.   

APOYO FAMILIAR

María, cosecha de 4 de diciembre de 1997, empezó a labrar su futuro golfístico con apenas 6 añitos, cuando le pidió a su hermanito, seis años mayor y que jugaba al golf en La Cañada, que le dejase probar a ver qué era eso del golf. Cogió un palo y en su primer intento golpeó más o menos bien la bola. Le entró el gusanillo y su abuelo, que estuvo trabajando en el RCG Sotogrande durante 40 años pero que no jugaba al golf, la empezó a llevar a diario a La Cañada. Destacó enseguida la mocosa y empezó a ganar campeonatos de Andalucía y de España. Ganó un torneo de clasificación de The Sotogrande International Golf Academy (SIGA) , le concedieron una beca y se puso bajo su ‘jurisdicción’ deportiva.

En 2013 se mudó a la capital de España para incorporarse a la Escuela Nacional Blume de Golf, centro de alto rendimiento deportivo. Allí permaneció dos años. Más tarde llegaría a convertirse en la ameteur número 2 del mundo y se haría poco después profesional.