Cuando después de haber entrado infructuosamente una y otra vez en la web del ranking mundial por fin se actualizó la página, María no daba crédito a lo que aparecía ante sus ojos: se había convertido en la número 2 del mundo. Ella creía que como mucho podría haber ascendido una decena de puestos y llegar con suerte hasta el octavo.

Pero la suerte le sonrío a la joven golfista gaditana.

A sus 17 años veía la recompensa de muchas horas, días, meses y años de esfuerzos y de haber sabido encauzar su talento natural para el golf con unos profesores que han sabido dirigir adecuadamente sus pasos técnicos.

Vecina de Guadiaro, pedanía del municipio de San Roque cuna de numerosos golfistas de renombre, María Parra disfruta de un sueño que podría ser aún más placentero y duradero si hubiese podido acceder este año a una universidad norteamericana. El salto al otro lado del Atlántico, donde las mejores amateurs disfrutan de muchas más posibilidades de forjarse un buen futuro como profesionales, deberá esperar hasta que María alcance un nivel más alto de inglés, el que exigen allí para ingresar en la vida universitaria. Mientras llega ese momento, la animosa Maria sigue entrenando con ahínco de la mano de un profesor –Juan Antonio Marín, de la academia de golf SIGA Sotogrande– que está exprimiendo al máximo las extraordinarias cualidades golfísticas de su pupila.

María, cosecha de 4 de diciembre de 1997, empezó a labrar su futuro golfístico con apenas 6 añitos, cuando le pidió a su hermanito, seis años mayor y que jugaba al golf en La Cañada, que le dejase probar a ver qué era eso del golf. Cogió un palo y en su primer intento golpeó más o menos bien la bola. Le entró el gusanillo y su abuelo, que estuvo trabajando en el RCG Sotogrande durante 40 años pero que no jugaba al golf, la empezó a llevar a diario a La Cañada. Destacó enseguida la mocosa y empezó a ganar campeonatos de Andalucía y de España. Hace cuatro años ganó un torneo de clasificación de SIGA, le concedieron una beca y desde entonces está bajo su ‘jurisdicción’ deportiva. “Y estoy muy contenta”.

En 2013 se mudó a la capital de España para incorporarse a la Escuela Nacional Blume de Golf, centro de alto rendimiento deportivo. Allí ha permaneció dos años. “Fue una gran oportunidad para mí poder entrar”, dice María, que tiene palabras de agradecimiento tanto para los profesores que tuvo en Madrid como para los que le ayudaron a formarse con anterioridad.

“He aprendido bastante aquí gracias a Juan Antonio (Marín), a Antonio Arjona, a Sonia (ambos de La Cañada), a todos los profesores que he tenido aquí. Con Juan Antonio he aprendido mucho. Cuando empecé en el SIGA con él tenía handicap 6 y en un año conseguí bajar a handicap 0. En la Blume también he aprendido mucho con todos los profesores: Marta Figueras, Kiko Luna, Salva Luna... El sicólogo Óscar del Río y el preparador fïsico Paco Fernández también me han ayudado mucho a mejorar en la competición.

–Estás protagonizando un año de triunfos excepcional...

–Sí, la verdad es que ha sido un año muy bueno, estoy muy contenta. He ganado la Copa Andalucía, la Copa Valencia, el Campeonato de Europa por equipos sub 18, el Europeo individual femenino absoluto y el Campeonato de España sub 18.

–¿Qué ha supuesto para ti tu ascensión hasta el número 2 del ranking mundial?

–A principios de año estaba en el puesto 19 y al ganar el Campeonato de Europa pensaba que iba a subir, pero no tanto. Creía que estaria entre la octava y la décima, y fue una sorpresa porque estuve todo el día mirando el ranking para ver si lo actualizaban, y cuando por fin vi que era la número dos del mundo no me lo creía, pero es que era el campeonato más imporante que hay en Europa y por eso puntuaba mucho. Era increíble. Llevaba con Juan Antonio (su preparador) el año entero diciendo que tenía que conseguir ponerme la número uno.

–¿Qué posibilidades tienes de llegar a lo más alto del ranking mundial?, ¿qué tendrías que ganar para conseguirlo?

–Es bastante difícil porque la número uno está en Estados Unidos y allí los campeonatos puntúan mucho más. Este año es imposible que pueda lograrlo porque me saca unos 25 puntos y eso es mucho. Allí si quedas top 10 en un campeonato puedes tener la misma puntuación que si ganas aquí un torneo. Es muy difícil.

–¿Cuáles son tus planes más inmediatos?

–Tengo la Solheim junior y luego un campeonato en Texas, y luego quiero estudiar algo, pero todavía no sé qué, no tengo ni idea, me lo tengo que pensar muy bien. El problema es que no puedo hacer la Selectividad porque me coincide con un campeonato importante en Alemania. Entonces la universidad no podría; no sé si entraría en un módulo superior o quizá esté todo el año estudiando inglés y el año que viene me prepare la Selectividad. Yo quería ir a Estados Unidos este año, tenía universidad y todo, pero tienes que pasar un examen de inglés, el SAT, y piden un nivel muy alto, he hecho los exámenes un par de veces pero no he llegado. Entonces quizá estudie para prepararme e intentarlo en septiembre de 2016 para ir a una unversidad americana.

–¿Y tu paso al profesionalismo?

–Creo que me pasaré a profesional dentro de dos años, al final del año que viene o principios del otro. Si consigo irme a América seguiría un par de años más de amateur porque allí es más fácil ser amateur que profesional mientras estás en la universidad, y cuando terminase los estudios me pasaría a profesional.

–Quedarse en Europa limita mucho las posiblidades para una golfista profesional que quiera triunfar a gran nivel internacional...

 

–Bastante. Lo mejor es jugar en América, pero si no puedo lo intentaré en el Circuito Europeo.