Los Arqueros Golf & Country Club es sin duda uno de los campos más populares de la Costa del Sol. Ubicado al inicio de la Serranía de Ronda, sus calles discurren por un espectacular paisaje montañoso sobrevolado por águilas y buitres.

Cuando uno se adentra en su recorrido, especialmente a partir del hoyo 10, se tiene la sensación de estar en otro mundo, en plena naturaleza agreste, alejado de la civilización, y eso que está a apenas diez minutos de Puerto Banús, cerca del Valle del Golf y a unos quince del centro urbano de Marbella.

Diseñado por Seve Ballesteros e inaugurado en 1991, fue construido adaptándose fielmente a los contornos del terreno. El resultado fue un trazado nada fácil que supone un reto para el jugador experimentado y una auténtica prueba para los handicaps más altos. Fue el primer campo hecho por le cántabro en España.

Las características de este recorrido obliga a jugar con mucha precisión, especialmente en algunas salidas ajustadas, en las que es preferible sacrificar la distancia que da el driver utilizando hierros o maderas más cortas para asegurar la bola en la calle.

El diseño y el planteamiento de Los Arqueros marcan, sin duda, una notable diferencia con el resto de los campos de la Costa del Sol. También el empeño de la dirección del club por realizar constantes mejoras, siempre bajo la supervisión de Trajectory (la compañía de diseño de Ballesteros), es un destacado elemento diferenciador.

La búsqueda constante de la excelencia ha sido clave para que este campo obtuviera en 2003 la primera certificación oficial del sistema de gestión medioambiental ISO 14001, la segunda de Andalucía y la cuarta en toda España.

Esto implica que el campo utiliza un sistema de gestión respetuoso con el medio ambiente y que cumple todas las normativas vigentes en ese aspecto.

Me había citado en Los Arqueros con Miguel Jiménez, el profesional del club, para jugar este campo en uno de los pocos días de mediados de enero en que brilló el sol. ¡Qué mes de lluvias! La verdad es que tuve suerte porque con buen tiempo este lugar es una maravilla, con vistas sobre toda la Costa del Sol, Gibraltar y el norte de África.

Aunque ya conocía el recorrido, Miguel me advierte sobre la estrechez de las calles y la abundancia de hazards que las enmarcan, aunque no siempre sean obstáculos de agua. Se señalan con estacas rojas matorrales y barrancos para no dificultar el juego en exceso y permitir la fluidez.

El campo presenta algunos desniveles, aunque no tantos como pudiera parecer. En los primeros nueve hoyos hay una bajada pronunciada en el hoyo 1 y una subida en el 9. Del 2 al 8 es prácticamente plano. La segunda vuelta sí que es más movida, aunque la mayoría de los hoyos es en bajada.

Se trata, evidentemente, de un recorrido para jugarlo en buggy, especialmente la segunda parte.

Es también Los Arqueros un campo relativamente corto, por lo que controlando las salidas, especialmente en los pares cuatro utilizando hierros largos o híbridos y situando la bola en calle, el segundo tiro será siempre cómodo, de hierro siete u ocho. En los pares cinco sí que se puede y se debe sacar el driver de la bolsa.

No es en absoluto un campo fácil éste. Hay que jugarlo utilizando mucho la cabeza y las tácticas que más se adapten a nuestras posibilidades. Esto le da un plus de atractivo que en poco lugares se pueden encontrar. Del grado de dificultad puede dar una idea el hecho de que el record del campo esté en cuatro o cinco bajo par, conseguido, si no recuerdo mal, por Juan Quirós.

Los greens son también complicados, ahuevados en muchos casos, muy movidos y rápidos. Reciben muy bien, y en cuanto a tamaño hay de todo, desde los alrededor de 400 metros cuadrados hasta los 1.200 que tiene aproximadamente el 18.

Aunque el diseño de Seve en el terreno que disponía puede calificarse de impecable, este año Los  Arqueros va a emprender una importante reforma de los tees, mejorándolos en general, ensanchándolos y reorientándolos.

El hoyo 1, par 4 de 333 metros desde amarillas (a partir de ahora, las distancias las señalaremos desde los tees de amateur), tiene out por la izquierda –el campo de prácticas– y hazard por la derecha. Con una anchura media en la caída de bola de setenta u ochenta metros, es recomendable salir con híbrido o madera tres. El segundo golpe es bonito, en bajada, a un green muy franco, con dos plataformas, y peligroso por detrás, ya que hay un profundo barranco.

El 2 es un par tres corto, de 139 metros, pero sin duda uno de los preferidos por la mayoría. Es un hoyo en bajada a uno de los greens más amplios del campo. Delante hay dos enormes bunkers. Lo mejor es dirigir la bola a la parte izquierda de la plataforma, bastante plana, por otra parte.

El hoyo 3, par cuatro de 349 metros, es quizá el que podría considerarse el signature hole de Los Arqueros. Cuenta con un gran lago a la izquierda de la calle que influye en el golpe de salida. La parte izquierda está delimitada por el siguiente hoyo y una gran fila de pinos. Aquí es recomendable sacar el driver porque si no se hace una salida medianamente larga se complica el segundo golpe, a un green en subida, que además es muy movido y protegido por dos bunkers en su derecha.

El hoyo 4, par cuatro de 316 metros, es bastante ancho, además de corto, pero presenta un pronunciado dogleg a la izquierda, por lo que hay que tener cuidado de no pasarse ni quedarse corto. El green está protegido por un pequeño algarrobo delante y bunkers a derecha e izquierda y por detrás. Saliendo con un híbrido o madera tres, el segundo golpe va a ser de hierro nueve o ocho como mucho.

El 5, par tres de 145 metros, es parecido al 2, con el tee y el green en alto y una vaguada en medio. El green, amplio, presenta dos plataformas y está muy protegido por bunkers, uno muy grande a la izquierda. Con la bandera atrás, se puede pegar un híbrido o madera tres tranquilamente.

Los siguientes hoyos, hasta el 8, son considerados el Amen Corner de Los Arqueros. El 6 es el hoyo más largo del campo, un par cinco de 486 metros. Hay un lago a la derecha del tee y hazards a ambos lados de la calle. Es recto pero estrecho y acaba en un green que puede ser el más difícil de todos. Es una especie de huevo con caídas pronunciadas.

El 7, par cuatro de 274 metros, es un hoyo bonito pero complicado. La calle es muy estrecha, apenas de 30 metros de anchura, y es preferible salir con hierro medio, cinco o seis, y controlar mucho. El green es pequeñito y está protegido por dos bunkers, uno de hierba y otro de arena.

El último hoyo del Amen Corner es otro par cinco, de 461 metros en este caso. Forma un dogleg a la derecha, con out en la izquierda de la calle y agua por la derecha, y además está atravesado por un riachuelo que complica mucho el tercer golpe. Se trata de un hoyo realmente complicado porque la caída del golpe de salida es estrecha. Con el segundo golpe habría que intentar cruzar el arroyo, lo que no siempre se logra, por lo que es recomendable quedarse antes, y esto nos obliga a un tercer golpe largo a un green en alto y protegido. Buscar el bogey aquí no es una mala opción.

Después de sufrir un poco en los hoyos anteriores, el último de la primera vuelta, el 9, par cuatro de 275 metros, es posiblemente el más fácil del campo, lo que nos proporciona un respiro. Es en subida y recto, y lo que lo complica un poco es un green con tres planos y bastante guarecido. Dependiendo de la posición de la bandera, se puede sacar un birdie o hacer más putts de los que quisiéramos.

Las segunda vuelta, más movida que la primera, como hemos señalado, suele gustar más porque está más metida en la naturaleza, sin que se vean construcciones. Se tiene la sensación de jugar en medio de una montaña llena de vegetación y alejadísima de todo. Eso sí, el Mediterráneo con su azul turquesa pareciera estar al alcance de la mano.

Comienza este recorrido con un hoyo cortito, un par 4 de 311 metros. Tiene forma de guitarra, estrecho al principio y ancho al final. Es recto y sin muchas complicaciones. Saliendo con madera tres, quedará un segundo golpe de hierro siete u ocho. En el green es donde podemos encontrar alguna dificultad. Presenta tres plataformas muy suaves y está rodeado de bunkers.

El hoyo 11, par tres de 145 metros, puede ser engañoso. Parece fácil, pero es mejor dar un palo o dos más de lo que se piensa porque el green, pequeño relativamente y muy movido, está bastante en alto.

El siguiente hoyo, el 12, par cuatro de 312 metros, es el handicap más bajo del campo. La salida está muy en alto, con un desnivel sobre la calle de 50 o 60 metros, y una zona de caída de drive bastante ancha, aunque luego la calle de estrecha. El green vuelve a ser complicado, con hazard y un bunker a la izquierda y otro al fondo.

El hoyo 13, par cinco de 437 metros, vuelve a tener el tee muy, muy en alto, con una preciosa panorámica del Mediterráneo delante. La mayor dificultad radica en que hay que hacer aproximadamente unos 180 metros de vuelo para llegar a la calle. Una vez aquí, los dos siguientes golpes hasta green no son nada del otro mundo si no nos salimos del fairway.

El 14, par cuatro de 263 metros, es con el 9 el más fácil del campo. Cuenta con hazard a la derecha de la calle, un green grande escasamente movido, y poco más. Es otro momento para relajarse.

El siguiente hoyo es, con el 3, posiblemente el mejor par cuatro del campo (345 metros). Hace un ligero dogleg a la izquierda, cuenta también con una salida muy en algo y un green muy complicado.

La calle hace una vaguada atravesada por un arroyo que hay sobrevolar. A la caída de drive, a la izquierda, hay un bunker estratégicamente situado, por lo que hay que apoyarse a la derecha. Por supuesto, hay que salir con driver sin contemplaciones y controlar mucho el siguiente golpe.

El hoyo 16 es un par tres muy vistoso, de 137 metros, en el que, dependiendo de la posición de la bandera, conviene utilizar un hierro seis o siete. Tiene out a la derecha y un gran lago a la izquierda casi desde el tee al green, muy bien protegido éste por bunkers.

El 17, par cuatro de 300 metros, podría definirse como un poco raro porque hace dogleg antes de llegar a green, que se esconde ligeramente para el segundo tiro. Con una calle ancha y mucha pendiente, el driver es imprescindible. Para el segundo golpe, hay que coger uno o dos palos más de los que se piensa a primera vista. El green, suave, presenta un ligero piano.

Para acabar el recorrido, el 18 es un hoyo de calle ancha y corta, 278 metros, pero también muy en cuesta. Lo más destacable de este hoyo es su enorme green, de más de 1.000 metros cuadrados y al menos tres pianos. Dependiendo de la posición de la bandera, y del golpe de salida, claro, se puede dar un segundo golpe con un hierro corto o tener que utilizar el seis.

Realmente este campo es uno de los mejores mantenidos que he jugado últimamente, y eso a pesar de ser uno de los que más visitantes recibe.

Su director, Ulf Svendsen, está especialmente orgulloso de este aspecto y de la evolución positiva que ha experimentado el campo desde que se abrió, en 1991.

“Y vamos a continuar mejorando”, señala. “Para este año hemos liberado un presupuesto bastante elevado para realizar una serie de modificaciones que van a ‘redondear’ el campo. Es una apuesta valiente en esta situación de crisis, pero hemos llegado a la conclusión de que no hay más remedio que seguir invirtiendo para ser mejores y más competitivos”.

“Creo”, prosigue, “que el éxito de Los Arqueros se basa en cuatro aspectos fundamentales, cuatro estrellas: el diseño de Seve Ballesteros; el sistema de gestión medioambiental que hemos implantado (ISO 14.001, que se somete a una auditoría externa); la OHSAS 18.001 (un sistema, también auditado externamente, de seguridad y salud, único en España), y el nuevo sistema de calidad específico para el golf (UNE 188.001), que sólo el Real Club de Golf de Sevilla y nosotros tenemos”.

“De estos tres últimos aspectos”, concluye Ulf, “me siento muy satisfecho. Son tres estrellas que no tiene ningún otro campo de golf”.

Los Arqueros es un club mixto, que cuenta con algo más de trescientos socios aunque sigue siendo mayoritariamente de pay and play. Su actividad social y el ambiente que se respira en la casa club son envidiables.

Es éste un club acogedor en el que se aprecian las cosas bien hechas y los pequeños y grandes detalles que marcan la diferencia.